Gustavo Álvarez Gardeazábal

La crónica de Gardeazabal

Coto a la corrupción militar

Gustavo Álvarez Gardeazábal

Leí con interés la columna del profesor Carlos Jiménez sobre la FFAA y el nuevo gobierno, así como las notas de comentarios al respecto de Ruiz y Ackerman. Interesantes aunque curiosas las tres. Si pensamos que los cuerpos armados constitucionalmente (Ejército, Policía, Armada, Aviación) representan al Estado, es a los administradores políticos de ese Estado a quienes corresponde analizar su estructura y luego de ello proceder ,con acciones y determinaciones, a su puesta en realidad.

El hecho de que el desenvolvimiento de la historia de los últimos 60 años haya vuelto a esos cuerpos armados colombianos tales o cuales con ideología propia o prestada, y con actitudes copiadas de otros países ,o surgidas del cacumen particular de una oficialidad que ha tenido que inventarse trucos, o buscar soluciones dentro o fuera de la Constitución para mantenerse en pie,no es lo importante.

Tampoco estamos frente al problema de un Trosky armando el rompecabezas del ejército rojo,teniendo el frente al ejército blanco y construyéndolo con antiguos saldos de las fuerzas del zar.

Nosotros tenemos en Colombia una oportunidad única de purgar la peste de la corrupción que ha invadido todas las fuerzas uniformadas y armadas constitucionalmente.

Mientras no se establezcan unos parámetros que conlleven por si solos un adiestramiento cultural y otro punitivo para poner fin a la oleada de corrupción que penetra desde el simple soldado del batallón o el policía de la calle hasta las más altas oficialidades ,que firman contratos bajo comisión y gozan de prebendas personales fácilmente identificables, no se puede empezar la batalla por la renovación de esos cuerpos armados.

No es un asunto de investigaciones exhaustivas o de controles internos o de auditorias externas. Es de enseñar desde los cuarteles de formación, desde las escuelas de cadetes o de policías a todos y cada de sus matriculados, la responsabilidad dañina que tiene de la corrupción en el detrimento de la imagen y el daño estructural de esas instituciones.

Si en los hogares donde los criaron y educaron a esos aspirantes a uniformados no les enseñaron que tantas actitudes puede ser nominadas como parte de la corrupción, es en esas escuelas y batallones donde debe hacerse pero mañana es tarde. Aunque suene a pragmático, lo demás es superfluo.

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