Hugo E. Gamboa Cabrera

¿Cambio sabroso?

Verbigracia

Hugo E. Gamboa Cabrera

El exsenador y promotor de la primera línea Gustavo Bolívar, ahora dándose vida de capitalista recorriendo países asiáticos y europeos y, residiendo en Miami, con yate y mansión propios, dio a conocer el lunes de la semana anterior a través de un comunicado, que la “derecha” quería tumbar a Petro para no dejar cambiar a Colombia. Advirtió, asimismo, que “nadie se haga falsas ilusiones porque Petro gobernará estos cuatro años y varios años más, pues el pueblo así lo quiere”. Nada más fantasioso, y hasta utópico.
El país vive en zozobra en ocho meses de gobierno. La incertidumbre hace mella. La institucionalidad está en el filo de la navaja. Cuando un gobierno tiene ministros que producen temor y desesperanza, ningún país puede tener tranquilidad. Eso del ministro del Interior diciendo que lo del Caguán no fue un secuestro extorsivo, con asesinatos incluidos, sino un “cercamiento humanitario”, fue un agravio pavoroso para la inteligencia de millones de colombianos. Lo del canciller Álvaro Leyva, amigo y consejero de “tirofijo” (q.e.p.d.), de decir en Bruselas que “si hubiese sido indígena habría quemado a Colombia”, amén de nombrar bachilleres y gente sin el perfil requerido para la carrera diplomática, en embajadas y consulados, hubiese sido suficiente para retirarlo de la vida pública. Lo de la ministra de minas, la hija de don Hildebrando, gran amigo del señor Petro, quién insiste con acabar lo que más plata le produce al país, plata utilizada para reconocerle mensualmente a los colombianos pobres auxilios como “familias en acción” por ejemplo, es una aberración, sobre todo cuando países como el mismo Venezuela, Rusia y los árabes se sostienen con esos recursos. Y que tal la ministra de salud, quién quiere acabar con un sistema de salud con algunos defectos pero bueno, para imponernos uno similar al de los países llevados del carajo y que todos sabemos cuáles son. En fin, esas son decisiones de su presidente, dispuesto a cambiar el país pero, para mal, movidos todos por una ideología que hace varios años desapareció pero que lamentablemente dejó secuelas maledicentes en algunas mentes.
Sí, claro, cambien lo que funciona mal por culpa de la politiquería pero, no a rajatabla, no empobreciendo y decreciendo un país con tantas posibilidades de salir adelante. Los que votaron, no todos petristas, lo hicieron por un cambio positivo, no por perspectivas malignas.

Comments

Comparte esta noticia...
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Share on LinkedIn
Linkedin
Cargando Artículo siguiente ...

Fin de los artículos

No hay más artículos para cargar