En la primera vuelta la participación fue una de las más altas de la historia de nuestro país. En la jornada electoral votó el 53% de los ciudadanos.
Este comportamiento tiene diferentes motivos. Sin duda alguna la gran gama de candidatos fue un factor determinante.
Todos contribuyeron a que este fenómeno se diera pero en especial fue Sergio Fajardo quien en esta ocasión movió los llamados votos de opinión y atrajo nuevos electores.
¿Cuál va a ser la participación en la segunda vuelta? Pensé que en los comportamientos históricos iba a encontrar la respuesta pero lo cierto es que la participación depende mucho de las características puntuales de cada elección.
En el caso por ejemplo del 2010 en el que Santos se enfrentó a Mockus la participación bajó del 49% al 44%.
Paradójicamente, en esa ocasión Petro, quien había quedado tercero con cerca de 1’300.000, promovió el voto en blanco.
Esta vez, Fajardo y De la Calle, que suman cerca de 5 millones, han anunciado que se irán por el blanco lo que me hace anticipar que muchos votos emigrarán.
Lo grave de esta situación es que en el tono en el que avanza esta contienda y lo antagónicas que resultan ambas propuestas, el mandato de los ciudadanos debe ser claro para brindarle al elegido la gobernabilidad que necesita para guiar al país durante los próximos cuatro años. Igualmente, una amplia participación dificulta cualquier intento de alteración de los resultados electorales.
Esta elección no es como ninguna otra. Por primera vez está en el tapete un cambio radical en el modelo.
Entrar al socialismo o no es la decisión de fondo que se tomará en las urnas, lo demás son propuestas accesorias, lo que exige una participación multitudinaria.
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