Sin duda, nuestro país ha manejado bien la emergencia de salud ocasionada por el Covid 19. El nivel de contagios está bajo control, el número de muertos no se ha desbordado y hay capacidad para atender a los enfermos que requieran hospitalización y especialmente atención en unidades de cuidados intensivos.
La que está hoy desbordada es la crisis económica que llegó más rápido que la de salud. El gobierno nacional habla de reactivar la vida productiva de manera gradual y anuncia apoyos a las empresas de tal manera que se evite el colapso de la economía. En este aspecto la verdad es que está perdiendo el año.
La velocidad en la que está actuando es paquidérmica y los apoyos no son más que paños de agua tibia ante la gravedad de la situación. El aparato productivo del país requiere atención también en unidades de cuidados intensivos, tratamientos oportunos y medicamentos eficaces. La gravedad del Covid se mide en muertos, las de las empresas también. Recientes estudios indican que podría cerrarse el 25% de las empresas y otro tanto podría declararse en ley de insolvencia. El desempleo llegaría a niveles cercanos al 20%.
No nos podemos olvidar que las empresas están conformadas por personas, de ellas derivan el sustento millones de familias. Apoyar a las empresas es prioritario y, como los contagios del coronavirus, no da espera. Sin duda, es urgente la nueva emergencia económica orientada a frenar la “curva de la crisis económica”. Algunos países han destinado cerca de 20 puntos del PIB para este tema, Colombia debe hacer el máximo esfuerzo para que su actividad económica no se frene.
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