Katherine Eslava Rivera

José David Solís Noguera

Hace seis meses, la ciudad despidió con amor la vida y obra de quién fuera no sólo una gran lideresa social e inspiradora feminista que abanderó procesos en favor de la igualdad de la mujer y la atención de violencia de género, sino un ser bondadoso y transformador de realidades que le dejó a la ciudad una política pública para las mujeres de la capital del Valle del Cauca.

Katherine o Katico como le decían las personas más allegadas a su vida, es el mejor ejemplo para conmemorar el día de la lucha de la mujer trabajadora, gracias a su labor con esas generaciones de jóvenes a quien guió, a las miradas de cientos de mujeres que acompañó en esos caminos de lucha por la equidad y a todas esas personas a las que les enseñó desde lo profesional y personal. Katico, no muere en el corazón de quienes tuvieron la fortuna de conocerla – me incluyo – y tengo la certeza que será recordada por sus amigas y allegados como una mujer camaleónica que permitió ser a las demás personas y que dejó decidir sin juzgar a nadie.

Gracias a Katico hay muchas mujeres que se han inspirado en su historia para continuar el camino de la defensa y el empoderamiento feminista que aún tiene una delgada línea que debe ser superada para alcanzar una vivencia plena de derechos para todas las mujeres.

La divinidad, se llevó a una mujer incansable y estoy completamente convencido que Eslava debe estar conformando en el cielo – como la gran activista que era – un gran equipo de mujeres de luz. Katico, gracias por tus 37 años de compromiso con la vida, por tu ejemplo y por todas las cosas que permitiste y dejaste sembrado en el corazón de tantas personas.

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