Carlos Vives y Silvestre Dangond, olvidaron que mientras ellos circulan en las redes con sus irreverencias contra Gabriel García Márquez; Luis Enrique Martínez, Lisandro Meza, Daniel Santos, Rubén Blades, entre otros grandes de la música, orgullosos le cantaron al hijo del telegrafista.
Luis Enrique Martínez hizo retumbar entre aplausos la plaza de Valledupar en el Festival Vallenato de 1973, cuando interpretó “Los relatos de Macondo”.
A Daniel Santos, no le importó que el escritor fuera amigo personal de Fidel Castro, para grabar “Homenaje del Jefe a Gabo”: América Latina aférrate con él, – cantó Daniel en “El hijo del telegrafista”- que el ángel san Gabriel tiene una espada limpia.
Lisandro Meza con su “Canción para una muerte anunciada”, quiso que su acordeón quedara inmortalizado junto al libro que contiene la mejor crónica de Gabo.
Rubén Blades grabó el LP “Agua de Luna”, cuyas letras salseras interpretaron los cuentos cortos de Gabo, especialmente el que titula “Ojos de perro azul”.
Cordialmente les recomendaría a Carlos Vives y a Silvestre Dangod, que para rectificar su infamia, leyeran “Elige tú, qué canto yo”, un ensayo de Leonardo Acosta, para que comprendan que las canciones, sobre todo los vallenatos, siempre deberán reflejar los sentimientos colectivos, que de manera sana inspiran a los legítimos juglares, sus leyendas, su memoria, sus amores, su historia y sus problemas.
Quienes le endilgan a García Márquez que en 1981 haya salido del país, que mejor canten loas a los horrores de un Estatuto de Seguridad, que regía en Colombia: deteniendo improcedentemente, torturando inhumanamente y condenando injustamente a los intelectuales que los militares consideraban sospechosos de ser insurgentes.
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