Honoris Causa

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Se les ha cuestionado de incurrir en falsedad documental a algunos políticos que habiendo anotado en sus hojas de vida que tenían doctorados, luego no han podido demostrarlo.

Afortunadamente no se volvió costumbre que las universidades otorgasen títulos de honor a políticos sin preparación académica profesional. Eso hubiera aumentado la incredulidad general, no solo ante los hombres públicos beneficiarios de inmerecidos cartones, sino frente al prestigio de las almas máter que pagarían con títulos académicos favores políticos y contribuirían al favorecimiento de las universidades de garaje.

Recordemos que muy diferente es el caso de cuando alguna universidad le otorga Honoris Causa a un reconocido personaje de la cultura. Claros ejemplos estuvieron representados en los casos de los maestros Estanislao Zuleta y Enrique Buenaventura.

Al historiador, economista y filósofo, en 1980 le fue entregado su Honoris Causa por parte de la Universidad del Valle en reconocimiento a sus investigaciones, proyectos académicos y por su cátedra que recopilaron sus estudiantes.

Al dramaturgo caleño Enrique Buenaventura le fue reconocido el Honoris Causa en 1977, por decisión del Consejo Académico y la Rectoría de la Universidad del Valle.

Ahora es plausible que el pasado 5 de abril, el Consejo Directivo de la Institución Universitaria de Bellas Artes también le haya entregado a Orlando Cajamarca el Honoris Causa en Artes Escénicas.

Es un merecido reconocimiento a su obra teatral Esquina Latina, que ya cumplió cuatro décadas. Felicitaciones, Orlando, porque recuerdo que en los tiempos de convulsión universitaria, convencido que a través del arte contribuirías al cambio social, decidiste abandonar la carrera de medicina y te entregaste al teatro.