Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Enseñar para el autismo

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Una institución educativa para convencer a los padres de familia de que sí se justifica la mensualidad que pagan ahora cuando sus niños no van al colegio, decidió exigir que virtualmente cumplan la jornada como si asistieran.

Deberán madrugar, bañarse, desayunar, uniformarse y a las siete en punto sentarse frente a su computador contestando a lista desde sus casas.

Serán seis horas diarias, con treinta minutos de descanso. El profesor de castellano con libro en mano inicia la lectura y por la pantalla va indicando quién continúa.

El de matemáticas explica en un tablero que se ve colgado en una pared. El de química con sus probetas y tubos de ensayo hace la pantomima y los estudiantes lo observan vestidos con batas de laboratorio.

El de educación física sólo admite alumnos con sudadera y pantaloneta. Terminada la jornada agotadora, con dolor de espalda las jovencitas apagan el “colegio” con el ratón y casi impúdicas tiran sus uniformes. En un futuro no lejano a algunos osados les daría por fundar colegios privados sin planta física, ni pupitres, porque bastaría una sofisticada plataforma virtual. Afortunadamente extinguido el coronavirus y caérseles el castillo de naipes, se desecharán esus ideas avaras.

Durante el confinamiento lo admiten las familias, con las incomodidades en sus reducidos espacios habitacionales.
Pero terminada la pandemia ¿ellas estarían dispuestos a soportarlo? No creo. Educar es preparar para: la convivencia en grupo, jugar al aire libre, hacer amistades, dialogar y aprender entre el calor humano.

Esta educación virtual en confinamiento total no será eterna, sino robotizaría a los educandos y formaría generaciones autistas

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