Es importante buscar soluciones a lo económico y a lo jurídico en tiempos de pandemia. Sin embargo, un tema trascendental que nos afecta a todos es la salud psicológica y las relaciones interpersonales.
Estar aislado no es sencillo, y no lo es porque el contacto de muchas personas es de pocas horas al día y ahora que toca convivir 24 horas se pueden presentar altercados por variaciones del estado de ánimo, ansiedad o depresión causadas por el encierro, entre muchas otras razones.
El diálogo, la diversificación de actividades (en lo posible), reencontrarse con actos pequeños que pueden ser muy grandes, como comer, almorzar y desayunar en familia, dialogar en torno a la mesa, departir leyendo libros, escuchando música, jugando, viendo series en compañía de con quien vivimos, puede ser el motor para fortalecer, estrechar, perdonar y reconciliarnos con nuestros seres queridos o puede ser el detonante para darse cuenta que se está en el lugar equivocado.
Aprovechemos estos días para retomar viejos pasatiempos, para hacer, para poner la empatía en casa y ver el renacer de cosas mínimas en las relaciones de familia.
A propósito de esto, que no se le olvide al gobierno que los hijos de padres separados con custodia compartida tienen derecho a seguir viéndolos a los dos, esa excepción debe tener nicho en tiempos de aislamiento.
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