El poder de la pluma

Rodrigo Fernández Chois

Un amigo publicó en su Facebook un cuadro titulado “Empatía Selectiva” que comparaba dos hechos desastrosos: El incendio de Notre Dame y la masacre de Sudán. El primero -según el cuadro- generó cero muertos, tres heridos, un edificio en llamas y produjo como respuesta global cubrimiento masivo de medios, rabia colectiva y miles de millones en euros donados. El segundo, por el contrario, a pesar de haber generado quinientos muertos, más de setecientos heridos, cincuenta y cuatro violaciones y más de mil desapariciones no tuvo respuesta global.

¿Cómo es esto posible? Una hipótesis cínica podría ser la de que el valor que la humanidad le confiere a lo que abunda es menor que el valor que le otorga a lo que es escaso.

Las masacres de unos cuantos de los miles de millones de desdichados del planeta comparada con la posible pérdida de una única reliquia histórica hacen que la balanza de la atención mundial se incline en favor de la última. Razón tenía Wilde al concluir que un cínico es quien conoce el precio de todo, pero el valor de nada.

Me atrevo a sugerir otra hipótesis, y tiene que ver con el impacto histórico y social de los grandes escritores. Grandes hombres dotados de ingenio que a través de sus creaciones literarias han permitido que toda la humanidad -generación tras generación- haga suya y a manera de inventario colectivo y global, imágenes, conceptos e incluso hasta edificaciones. Es el caso de la gran respuesta global por lo acontecido en Notre Dame; Víctor Hugo, con sus obras sería responsable. ¡La pluma hoy y siempre por encima de la espada!

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