Diario Occidente

El fracaso de la juventud

Víctor Manuel García

El pasado domingo 5 de diciembre se llevó a cabo en todo el territorio nacional la elección de los consejos de la juventud, un nuevo mecanismo para que los jóvenes en Colombia tengan un espacio de concertación y participación en la agenda pública de municipios y departamentos.

Para nadie es desconocido que durante los últimos años en Colombia, el activismo político y la inserción de los jóvenes en los espacios de opinión ha ido ganando terreno, haciéndose cada vez más visible su activismo político y ciudadano en los temas de interés nacional y local, especialmente a través de las redes sociales, que a su vez se han convertido en un medio indiscutiblemente poderoso para el proceso de formación de opinión.

Sin embargo, el activismo juvenil siempre ha contado con un estigma que burdamente se ha acotado en una sola frase: “los jóvenes gritan y hacen ruido, pero no votan”. Un estereotipo que lastimosamente parece haberse visto refrendado en los mencionados comicios debido a la muy baja participación en los mismos.

Sin duda el resultado de esta jornada electoral es preocupante, pero también se debe matizar, pues no se deben obviar diversas variables que sin duda afectan el “normal” desarrollo de una actividad de esta naturaleza.

Se debe iniciar por el hecho que es el primer ejercicio de elección de consejos de juventudes en el país, que a su vez contó con un grado de “improvisación” por parte de la organización electoral, a tal punto que se modificó inicialmente la fecha prevista para adelantar la jornada y se dio apertura a un sistema piloto de votación por cercanía al lugar de residencia y no únicamente por inscripción de documento de identidad, lo cual sin duda alguna y de acuerdo a testimonios de algunos de los electores generó confusión.

En segundo lugar, no podemos dejar de lado que al ser esta la primera elección de consejo de juventudes, no hay un amplio conocimiento del mecanismo por múltiples factores, entre ellos la falta de difusión y de convocatoria pública masiva por parte del Estado colombiano.

A su vez esta razón trae consigo la falta de confianza en la “utilidad” de este mecanismo, ya que no en pocos sectores se entiende el mismo como un “saludo a la bandera” que genera una brecha de credibilidad sobre la efectividad de la participación en el mismo.

Sin embargo no todo está perdido, nos toca a todos como colombianos y especialmente a las nuevas generaciones, identificar aquellas motivaciones movilizadoras que incentiven la participación de los jóvenes de manera activa en los procesos de decisión de asuntos públicos de nuestro país.

Y cuando se hace referencia a jóvenes no es solo a los menores de 28 años, según lo dicta la norma, sino a todos los colombianos menores de 40 años, una población que tiene sobre sus hombros la responsabilidad del relevo generacional actual e inmediato.

Hay que quitarle el estigma del activismo sin incidencia con el cual han querido desde diversos sectores “rotular” a los jóvenes de nuestro país, y, hay con qué.

El Valle del Cauca por ejemplo cuenta con múltiples jóvenes que desde diversos espacios políticos, académicos, empresariales y sociales, están comenzando a incidir de manera activa y constante en los espacios de construcción de territorio, y lo mejor de todo es que, este proceso no se circunscribe únicamente a la capital vallecaucana, sino que está diseminado por los diferentes municipios de la geografía del departamento.

Los resultados del pasado 5 de diciembre, le han “dado alas” a aquellos sectores, especialmente políticos, qué con la “mira puesta” en las elecciones de 2022, buscan precisamente desincentivar la participación juvenil, porque en muchos casos no tienen gran afinidad ideológica con este segmento poblacional, pero por el contrario, es una oportunidad de oro para que el destino y el futuro del país sea trazado a través de una decisión electoral, en la cual los jóvenes tengan un peso determinante y de una vez por todas se deje de estigmatizar su ejercicio para que nunca más se vuelva a escuchar: “los jóvenes son un fracaso”.

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