En este tiempo de pandemia, al alcalde de los caleños le ha tocado bailar con la más fea y aunque no he compartido algunas de sus decisiones, puedo decir que ha sorteado bien esta crisis sanitaria, social y humanitaria a causa del coronavirus.
El aumento de casos de Covid-19 en Cali nos tiene como la segunda ciudad más afectada en el país y eso ha llevado a que muchas personas critiquen las formas de gobernar del alcalde, cuestionen el hacer de su equipo de gobierno y terminen burlándose de estrategias como los “caza covid” o los “caza rumberos” por considerarlas una acción mediática populista.
Estoy convencido que acciones como los “caza violadores” de la cuarentena no se hubieran activado si los caleños indisciplinados hubieran asumido esto con seriedad y respeto. La alerta naranja no sólo es un clamor para que todas las personas nos unamos alrededor de la vida, sino, para que entendamos de una vez por todas que el autocuidado y la autoregulación son el éxito para evitar la propagación del virus en su justa proporción.
A partir de este lunes, la gente deberá asumir mayor responsabilidad como ciudadanos, demostrarse a sí mismos que la vida está por delante de cualquier decisión y ayudar para volver a una nueva normalidad. En junio, el MIO intensificará nuevas medidas de distanciamiento social y ocupación al interior de los buses, el comercio del centro – con estrictos protocolos de bioseguridad – abrirá sus puertas de forma gradual para reactivar la economía de miles de familias, los centros comerciales volverán a ver la luz y en nuestras manos está el compromiso de avanzar como los mejores aliados en contra del Covid-19.
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