Miguel Yusty

Cali: ¿modelo de tugurización?

Miguel yusti

Debo decir que la Feria de Cali, como todas en las que me ha tocado participar sea en calidad de autoridad, o como ciudadano del común siempre me traen recuerdos, por la sencilla razón de que comparto, durante esos días, obviamente con mi familia pero igualmente con amigos del barrio, del colegio y la universidad, especialmente en los conciertos del Teatro Jorge Isaac.

Esos encuentros con amigos que desde más de tres décadas, son ciudadanos de otros países, siguen extrañamente formando parte, de la rutina soñada de venir a la Cali, de sus padres y de sus amores.

Efectivamente, en el concierto de Willie Rosario del pasado 29 de diciembre en el teatro Jorge Isaac, donde fui exclusivamente a escuchar y a recordar la versión original de “La Vida”, cantado por voces nuevas, pero que en su momento el Chamaco Rivera la convirtió en un verdadero un tesoro.

Precisamente de las tantas personas, que saludé, hubo algunas que se quedaron charlando conmigo e insistiéndome en mostrarme su dolor y malestar, que han venido sintiendo, en estos últimos tres años, sobre el estado de pobreza y desorden, que han encontrado en sus barrios y en sus esquinas, donde pasaron sus infancias y adolescencias.

Sus caras horrorizadas, reflejaban la frustración de ver una ciudad que en el pasado lideró la gran campaña nacional de construir ciudadanía y hacer del civismo la marca de los caleños. Con mirada extraviada, me preguntaban. ¿Qué pasó con el proyecto del Metro, que quedó listo en la alcaldía de Ricardo Cobo?. ¿Qué le pasó al Plan de rescatar centro de Cali, como lo han hecho otras ciudades del mundo?. ¿Dónde fueron a parar y en qué terminaron las 21 Megaobras, que en su momento llenaron de ilusión a los caleños?.

Un abogado que trabajó en Planeación Municipal me preguntó si ya habían terminado la avenida de los cerros inaugurada por Ricardo Cobo. Y un grupo de varios politólogos me indagó sobre si ante tanta violencia Cali tenia política de seguridad. Ya cuando me encontraba desvanecido uno me abrazó y me susurró al oído diciéndome, si Cali es un Distrito, por qué no funciona como tal y sigue sin que esa calificación de Distrito tenga un esquema Marco de Política Publica.

Cuando creía que todo este memorial de agravios se terminaba y cuando faltaba en la ultima campanada para iniciar el concierto un arquitecto cerró con broche de oro diciendo, que la Cali que el veía era una ciudad fragmentada, donde en cada esquina, en cada cuadra, hay grupos, pandillas y bandolas que se han hecho propietarias de los semáforos, de las esquinas donde no hay señalización y en las periferias de la ciudad, donde no se siente el orden y los homicidios, los atracos forman parte de la rutina de sus habitantes.

Y para acabar el diagnostico una señora casi llorando, me preguntaba que para que servía el MIO, que nunca ha debido ser construido, pues las veces que trato de tomarlo ni llegaba a tiempo y muchos le indicaron, que mucho ojo por que era un verdadero suicidio, abordar cualquiera de las rutas para llegar a la calle de la feria.

Terminado el concierto y como no soy hombre de redes, llamé a varios amigos que, si navegan por esos canales sórdidos y fantasmales del Twitter, Instagram, Facebook, tik tok, entre otros, me confirmaron que todo era cierto, y que quienes me contaron coloquialmente lo que vieron, se habían quedado cortos ante este panorama. No me quedó de otra, sino revisar y comparar a Cali con otras ciudades parecidas, que si lograron por la senda del civismo, reurbanizarse, siguiendo el ritmo modernizador, que fue la construcción de sus Metros o el rescate de los que ya se habían envejecido.

Cali, sencillamente ya dejó de ser una ciudad pobre, pues sencillamente, en los últimos años se encuentra en un proceso sostenido de tugurización, donde todos los actores que potencian la inseguridad y la hegemonía del crimen, se han fortalecido hasta convertirse, después de la toma terrorista de la ciudad, en el marco del mal llamado “Estallido Social”, en verdaderos factores de control territorial y político, del centro y la periferia de la ciudad, pues han sido reconocidos, como actores y Gestores de Paz.

Es que factores como la crisis en el aseo y las basuras, la inviabilidad del Mio, el desorden en la movilidad, han apalancado una situación, donde quienes charlaron conmigo concluyeron, casi entre angustiados y pesimistas, que la ciudad de sus amores tal como la veían seguramente no tiene salvación , pues les pareció un pequeño mundo post apocalíptico, que ha perdido la naturaleza del civismo y esta convertida en rehén de las mas de 200 pandillas del crimen organizado, con la extorsión como estrategia de control económico y además los miles de invasores que llegan a la ciudad la han condenado a una dinámica de inmersión en el atraso, que nos hace pensar seriamente en que esa Feria que pasó, no hizo si no desnudar, las tristezas y la nostalgia por el impacto de la tugurización.

Para concluir, Cali es una ciudad no empobrecida, sino tugurizada que registra una tasa de homicidios al nivel de otras donde si hay de verdad una guerra civil o un conflicto generalizado. Las ciudades en crisis económicas o empobrecidas pueden tener salvación, pero las tugurizadas tienen el riesgo de desaparecer en la línea del tiempo y el dolor, que es el carácter que los técnicos tipifican como CIUDADES INVIABLES. En fin, para mis amigos pasamos de ser un sueño cristalizado del civismo a ser un modelo implacable de tugurización.

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