La semana pasada el país enteró se conmocionó con el asesinato cometido por dos policías al abogado Javier Ordoñez. En ninguna circunstancia es justificable el hecho de que dos policías se extralimitaron en sus funciones y mataron a un ciudadano, sin embargo, tampoco se puede condenar a todos los integrantes de esta institución. Los policías prestan una labor sumamente valiosa que implica muchas horas de trabajo y un pago que no representa todo el esfuerzo que deben hacer. Es claro que se necesita una reforma a la policía y a la forma en que estos casos son juzgados para evitar que sigan sucediendo.
Así mismo, es evidente que el país se le salió de las manos al Presidente con la ola de masacres que estamos viviendo y todos los líderes sociales que han sido asesinados. Es decir, existen razones de sobra para salir a las calles a protestar en contra del asesinato de Javier Ordoñez y de cientos de problemas más, que hoy tiene el país y que el gobierno nacional no es capaz de resolver. Sin embargo, el derecho a protestar no justifica la utilización de la violencia, ni los ataques vandálicos al comercio. En la capital del país el primer día de protestas dejó un triste balance de 8 muertos, 140 heridos, 48 CAI destruidos y decenas de buses quemados tras los disturbios. A su vez, en Cali fueron atacados 6 CAI, en donde resultaron heridos tres policías y la mayor afectación la sufrió el sector del comercio con 64 establecimientos comerciales vandalizados y saqueados, que dejaron pérdidas que se calculan entre cinco y diez mil millones de pesos. Es triste ver como desadaptados y bandidos se aprovecharon de las aglomeraciones para sembrar el caos y saquear el comercio que muy tímidamente está volviendo a nacer en nuestra ciudad.
El llamado hoy es que tenemos todo el derecho a protestar por todo lo que sucede en nuestro país que no está bien, pero sin violencia y bandidaje, sin sacrificar el modesto arranque que están teniendo las zonas de reactivación económica y sin acabar con las estructuras del estado como los sistemas de transporte masivo o los CAI que al final se van a terminar reparando con nuestro dinero. El sector gastronómico y los establecimientos de la noche han sido fuertemente afectados por lo cual para seguir reactivando el comercio una opción muy atractiva es la celebración de una Feria de Cali Virtual o Semipresencial.
Una opción es mantener el modelo de virtualidad que hasta ahora se ha manejado en el Colombia para el sector de los conciertos o también se podrían implementar conciertos drive-in como el que se celebró en Aarhus, Dinamarca, en el cual se asiste al concierto como se va al autocine, desde el carro y en caso de Cali, que tanto nos gusta bailar, se puede implementar un palco (tarima) encima del carro en el cual se puede mantener el distanciamiento social y disfrutar del espectáculo. En suma, es válida la protesta y el descontento social, ¡pero así no!
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