Antecedentes de la debacle (3)

Alberto Ramos Garbiras

Sobre otros antecedentes adicionales a los mencionados que marcaron la debacle actual del Partido Liberal, puedo citar el análisis del politólogo Francisco Gutiérrez Sanín, descrito en su libro ¿Lo que el viento se llevó? Los partidos políticos y la democracia en Colombia (1958-2002); sobre todo el capítulo V, reseñado por Luís Alfonso Mena en su libro de ensayos de próxima aparición editorial.

El eje central del argumento es que el liberalismo como partido político dominante en la década de los años 80 y principios de los años 90 (interrumpida su hegemonía por el gobierno de Belisario Betancourt), en virtud al fraccionamiento en 32 “partidos liberales” jalonados por jefes departamentales, fue permeado por capos de las mafias del narcotráfico que diluyeron aún más el discurso liberal y corrompieron a líderes municipales o neutralizaron a otros que pretendían un partido recompuesto en medio del marasmo post- frentenacionalista.

Galán, que había fundado el Nuevo Liberalismo en medio del desprestigio del gobierno turbayista, un sector del Partido Liberal que tampoco lo dejó modernizar por el anclaje clientelista, emprendió una dura lucha contra la inmoraldad en la política y por el rescate de la Democracia.

Políticos venales atraídos por Pablo Escobar, como Santofimio y otros en diferentes regiones, minaron la revitalización que el partido Liberal hubiera podido tener y fueron cooptados por los carteles. Asesinaron a Galán y la penetración, pese al enfrentamiento, siguió en el gobierno de Gaviria .

El ascenso al poder de Samper se debió a la penetración del dinero mafioso retratado en el proceso 8000; el caso del Valle del Cauca fue el más patético, casi toda la dirigencia política fue procesada dejando acéfalo a las directivas del bipartidismo.

La unión o contubernio entre política y mafia es antinatural desde el punto de vista ideológico, pero en muchos países han incurrido en ella.

Antinatural porque la política en su concepto prístino u original es asunto que a todos interesa, versa sobre el bien común, abarca los aspectos del interés general, comprende el ámbito de lo público.

Mientras que la mafia, expresión italiana de origen revanchista y vindicativo, terminó en asociación para delinquir, penetrar, corromper; agrupación delincuencial que tiende al daño, agencia actividades ilícitas y propende solo por el interés particular de los grupos o carteles que la integran.

El binomio mafia y política corroe los cimientos del gobierno que lo tolere, afecta la moralidad pública y mina la institucionalidad establecida.

Todo político que acepte un acercamiento con sectores mafiosos terminará irremediablemente ligado a oscuros procedimientos, perderá el rumbo de su conducta ética y ejecutará actos que luego mancillarán su carrera política.

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