Cali, octubre 25 de 2025. Actualizado: sábado, octubre 25, 2025 06:39

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Expertas analizaron este negocio

Reconocida sexóloga dice que modelaje webcam es prostitución

En la entrega anterior conocimos la historia de Tiago, químico de profesión que decidió incursionar en el mundo del modelaje webcam.

Ahora el turno es para Karolina, una mujer barranquillera que no tuvo otra opción que desnudarse por internet para ganarse la vida.

Al momento de preguntarle a Karolina por su profesión, ella, agitada, pues terminaba una jornada de ocho horas de trabajo, y con mucho orgullo, respondió: “Soy modelo webcam”.

Sí, de esas que se ganan la vida quitándose la ropa por plata. Una profesión emergente en Colombia, bien vista por algunos pero totalmente estigmatizada por otros.

La historia

Karolina, de 19 años, es una mujer oriunda de Barranquilla. La falta de oportunidades, la misma que afecta a más de 2 millones 400 mil colombianos, la llevó a interesarse por este estilo de vida:

“Metí hojas de vida en todas partes y no me salía nada. Una vez me ofrecieron trabajar en esto pero me pareció totalmente desagradable, no quería hacerlo, lo confundía con prostitución”, aseguró ella.

Pero la comida escaseaba en su humilde casa de Barranquilla y de moralidad no se llena la alacena. Karolina tomó el salvavidas de las webcams, el mismo que había estado despreciando.

“Decidí probar yendo a un estudio. Me entrevistaron un par de pelaos emprendedores y me dijeron que protegían mi identidad, nadie me tocaba y que me ganaba más plata en esto que en una oficina”, comentó la modelo.

Después de la entrevista, los dueños del estudio le pagaron a Karolina todo para que se fuera a vivir a Medellín, la sede principal del negocio de ellos.

Se despidió de su mamá, empacó la poca ropa que tenía, un consolador, el cual sigue usando, tomó un bus y arribó a la ciudad de la eterna primavera.

Los primeros días

Karolina resumió su primer día como webcamer, el cual jamás olvidará:

“La primera vez no me pagaron ni un peso, me sentí frustrada, me estaba metiendo un consolador y mostrando gratis, me regañaron y no me excité ni poquito, fue como el peor polvo de mi vida”.

Entre risas Karolina siguió relatando cómo fueron los siguientes días y qué hizo con su primer sueldo:

“Al primer mes me gané dos millones de pesos y dolor en los dedos fuerte, no lo podía creer. Obviamente no fue fácil, me dieron mucha orientación y literalmente me enseñaron a encuerarme. Esos dos millones se los mandé todos a mi mamá”.

Relaciones

Karolina aseguró que en su casa saben lo que ella hace y que su actual oficio le impide tener novio:

“Después de desnudarme tengo una vida normal. No pienso que sea prostitución porque nadie me toca y mi identidad está protegida. No hago sexo real ni me acuesto con nadie por dinero. Mi mamá sabe lo que hago y opina que esta es una manera de trabajar y de ganar dinero, esto no me deja tener novio”.

Un trabajo con alta demanda

Lucía Nader, psicóloga y terapeuta sexual, explicó las razones por las cuáles este oficio está en auge y a diario recibe a centenares de modelos nuevos:

“La tecnología y las expresiones pornográficas avanzan. La visibilización de actividades sexuales que antes formaban parte de la vida privada de las personas y no se compartían. Hoy hay un intercambio de comunicación, poses y accesos”.

A su vez, Nader aseguró que este oficio es una manera de prostitución:

“La webcam es una forma de vender el cuerpo, las mujeres que trabajan aquí dicen que no son prostitutas pero es una forma de prostitución que tiene características especiales, pues no hay contacto cuerpo a cuerpo, no hay conocimiento de las personas, no se dejan ver la cara y no hay enfermedades de transmisión sexual”.

Pese a que los modelos webcams entran a trabajar en un oficio que es mal visto por algunos y hasta tildado de indigno por otros, es una actividad que crece cada día más:

“Infortunadamente las personas tienen necesidades económicas y piensan que esto puede ser fácil y lo hacen por tener un tipo de remuneración”.

Por otro lado Julene Ortiz, sexóloga, aseguró que este tipo de oficio seguirá creciendo a medida que las personas se sigan alejando:

“Cada vez estamos más alejados de las personas en carne y hueso, el contacto físico cada vez se está perdiendo más. Es más fácil disfrutar sin exponerse, por eso mucha gente está recurriendo al sexo virtual, pues se escudan más y se pueden proteger más de alguna manera”.

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