Cali, marzo 27 de 2023. Actualizado: domingo, marzo 26, 2023 22:31
La escogencia del Bichofué como símbolo oficial de los Juegos Mundiales de Cali constituye un acierto de su Comité Organizador, pues como ave cantora y multicolor es uno de los ejemplares más representativos de la región y del país, y fiel muestra de la riqueza de nuestra fauna. Es un ave familiar como muchas otras de nuestras especies; tan común en el campo como en la ciudad. Su presencia y su trinar le dan al entorno vallecaucano un peculiar encanto. La mascota de estos juegos es un reconocimiento a nuestra biodiversidad y un bonito regalo a una región y a su comunidad cada vez más comprometida con el medio ambiente.
Riqueza biológica
Al Valle del Cauca se le conoce como región de amplia diversidad ornitológica, quizá única, como pocas en el mundo, con 818 especies de aves, de las 1.898 especies con que cuenta Colombia (primer lugar en diversidad de aves en el mundo), superando incluso a muchos países con mayor extensión territorial. Y hacen parte de esta gran variedad de aves en nuestra región: las numerosas torcazas, pericos, azulejos, loros, colibríes (según dicen, el ave más pequeña del mundo y la que más rápido mueve sus alas -80 veces por segundo-), mirlas, cucaracheros, canarios, guacamayas, mieleros, coclíes, golondrinas, petirrojos, águilas, halcones, lechuzas, búhos, gaviotas, pelícanos, tijeretas, cigüeñas, el cóndor (ave voladora más grande del mundo), garzas, buitres y patos, entre muchas otras, y por supuesto, el Bichofué.
Variedad de fauna y flora
Con el Bichofué se está representando al Valle del Cauca, región de ciudades y pueblos, de llanuras, montañas, costas, ríos numerosos, y por supuesto, con su gran variedad de fauna y flora; y también, a una ciudad de Cali, alegre, abierta, familiar, amistosa, deportiva y trabajadora, por todo ello reconocida como “La Sucursal del Cielo”, también “Capital Mundial de la Salsa” y recientemente calificada como “Capital del Pacífico”, con un rasgo ambiental y ecológico muy suyo y muy particular, sus 270 especies de variadas y hermosas aves, como de su incontable variedad de flores -azucenas, claveles, heliconias, rosas, anturios, orquídeas, gladiolos, begonias, zulias…
¿Por qué su nombre de Bichofué?
Según los expertos, al Bichofué, ave propia del continente americano, se le conoce con varios nombres y según las diferentes regiones donde habita: pechiamarillo, benteveo o bienteveo, quitupí y pitogüé. Su trino agudo y prolongado, “Biiichooofuééé”, es muy característico y es el que le da origen a su nombre, es decir, la misma ave se da su nombre. Otras personas aseguran que su canto quiere decir “Criiissstooofuééé”. En las mañanas soleadas o lluviosas, frías o calurosas, siempre está allí, prendido o revoloteando en el ramaje de los árboles y en el cableado de los postes de energía, saludando el día con su canto mañanero. En nuestro entorno, ninguna otra ave saluda el nuevo día como lo hace el Bichofué, un ave mensajera que con su canto nos recuerda la grandeza del Creador, invitándonos al optimismo y al esfuerzo; su trino es como un mensaje de amor, de esperanza y de fe.
Su nido
El macho y la hembra, similares en su plumaje, movilidad y velocidad, tienen como una de sus características compartir la tarea de construir su nido, el que construyen en partes altas de los árboles. Es un ave ruidosa y a veces irascible, sobre todo en época reproductiva. Defiende con agresividad su nido y sus crías frente a las aves de rapiña que ingresan a su territorio, armando gran alboroto con sus agudos chillidos, incluso ante aves más grandes y poderosas, como los temibles gavilanes, a los que enfrenta y ataca en pareja, con gran destreza en su vuelo.
Su plumaje
La dimensión de su cuerpo está entre 21 y 25 cms. Su estampa erguida y desafiante llama la atención por sus vivos colores (curiosamente, y para sosiego de muchos, no luce ni el color verde, ni el color rojo). Su pecho y abdomen, de color amarillo intenso -su distintivo principal-, de coronilla y antifaz negros, franja blanca encima de su cabeza, con matices color café en sus partes superiores. Esta armonía de colores hacen de esta avecilla uno de los ejemplares más atractivos de la fauna vallecaucana.
Alimento
Es un ave de vuelo corto, rápido y zigzagueante, que se alimenta de todo tipo de invertebrados, como larvas, gusanos, lombrices e insectos, lo que complementa con semillas y frutos -entre otros-, tomando el alimento con destreza y precisión admirables. Esta ave -sostienen los biólogos- reviste especial importancia para el control de la población de invertebrados que pueden convertirse en plagas, por lo que se hace necesario preservar su hábitat para la conservación de la especie.
Biodiversidad y algo más…
En la mayoría de eventos deportivos que se realizan en el mundo, se escogen símbolos que representen la fauna y la flora de la ciudad, región o país sede del certamen, emblemas que al mismo tiempo lleven implícito la idiosincrasia del lugar, y con ello, el carácter, el espíritu de sus gentes, el sentido de pertenencia ciudadana, y, además, que reflejen sentimientos de amistad y de paciencia, y de aptitud para el trabajo y el esfuerzo.
Mascotas famosas
Recordemos, entre otras, a Willie, el fiero león, en el Mundial de Fútbol de Inglaterra 1966; en el Mundial de Fútbol México 70, a Juanito, imagen de un niño con el sombrero tradicional maxicano; a Waldi, en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, perro de la raza salchicha vestido con los colores de los Juegos; a Naranjito en el Mundial de Fútbol de España 1982, el símbolo que mostró a la Madre Patria orgullosa de sus extensos cultivos frutales, y en especial de sus inmensos naranjales; a Pique en el Mundial de fútbol México 1986, un ají o chile en forma de un sombrero de mariachi; a Coby en los juegos Olímpicos de Barcelona l992, un perro de ovejas inspirado en la raza del pastor alemán; en USA 1994, a Striker, un perro marrón; Juegos de Sidney 2000 (donde apareció por primera vez un grupo de mascotas): el ornitorrinco, el erizo y el cucaburra -ave con plumas de muchos colores-, animales muy típicos de Australia.
Para los Juegos de Pekín 2008, cinco figuras emblemáticas engalanaron el certamen: el oso panda, el antílope, el pez azul, la golondrina y una antorcha roja. Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010, a Zakumi, el leopardo; en los Juegos de Londres 2012, el ciclopez, dos animalitos en forma de gotas de acero. Y para el Mundial de Fútbol de Brasil 2014 ya fue escogido Fuleco -nombre que combina las palabras Futebol y Ecología-, y que en realidad se trata del armadillo, muy común también en Colombia, especialmente en los cañaduzales del Valle del Cauca, y cuyo propósito como mascota del mundial, tal como lo es hoy el Bichofue, es motivar a la gente a respetar el medio ambiente. Para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 sus directivos han escogido como símbolo representativo, una figura entrañable para ellos: el Cerro Pan de Azúcar, el monumento más emblemático de esta ciudad.
Edecán privilegiado
En estos Juegos Mundiales de Cali 2013, la mascota elegida estará presente en las 170 ceremonias de apertura, premiación y clausura del evento. Será entonces el Bichofué el gran anfitrión y, a la vez, el “edecán” en cada una de las competencias de este magno evento deportivo que acrecentará la imagen de Cali como “Capital Deportiva de América”.
Corredores biológicos
Cali y el Valle son reconocidas como lugar ideal para el avistamiento de aves, y un aspecto predominante en favor de la abundancia de tantas aves, es por supuesto la cantidad de árboles de diferentes especies en nuestras ciudades, pueblos y veredas. Reconforta entonces saber que las autoridades ambientales como la CVC, en primer lugar, y los municipios de la región, están empeñados en la siembra permanente de arbustos, ornamentales y frutales, tal como está sucediendo en los corredores biológicos de Cali, en parques como Ciudad Capri, el Ingenio, El Caney, Multicentro, La Guitarra, Valle de la Ferreira y otros lugares de la ciudad, con el fin de ampliar su hábitat, donde hoy se reproducen y se observan numerosas especies de aves.
Información suministrada por los biólogos Luis Fernando Castillo, director de la Asociación Calidris; Gabriel Rodríguez, del grupo de biodiversidad de la CVC; y Victoria Eugenia Tangarife, directora de la Fundación Planeta Azul.
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