Cali, mayo 23 de 2025. Actualizado: jueves, mayo 22, 2025 23:15

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Una conversación que puede cambiar tu vida

Tu cuerpo habla, ¿lo escuchas?

A veces grita, otras susurra. Lo hace con dolores, cansancio, ansiedad o simplemente con silencios incómodos.

Tu cuerpo tiene un lenguaje propio, uno que no entiende de palabras pero sí de señales.

La gran pregunta es: ¿estás escuchando lo que te quiere decir?

En medio de rutinas saturadas, jornadas laborales extenuantes y un estilo de vida que premia la productividad por encima del bienestar, el cuerpo se convierte en un interlocutor silenciado.

Hasta que no puede más y habla a gritos: en forma de enfermedades, crisis emocionales o agotamiento extremo.

El lenguaje del cuerpo: más allá de lo físico

“El cuerpo no se equivoca”, dice Lina Torres, médica con enfoque en medicina integrativa.

“Cuando duele algo, cuando hay insomnio, cuando el apetito cambia o las emociones están desbordadas, no es solo una falla mecánica. Es un mensaje”, explica.

Y es que el cuerpo no distingue entre lo emocional y lo físico.

Para él, todo es una experiencia integral. Una discusión no resuelta puede reflejarse en contracturas musculares.

El estrés prolongado puede manifestarse en alergias o problemas digestivos.

Incluso la tristeza puede sentirse como un peso en el pecho.

Numerosos estudios en psiconeuroinmunología —una rama que estudia la interacción entre mente, sistema nervioso y sistema inmune— han demostrado cómo las emociones afectan directamente la salud.

El estrés crónico, por ejemplo, se asocia con enfermedades cardiovasculares, trastornos autoinmunes y desequilibrios hormonales.

¿Escuchas o solo sobrevives?

Según la Encuesta Nacional de Salud Mental (Colombia, 2022), más del 60% de las personas dijeron sentirse emocionalmente agotadas en los últimos seis meses, pero solo un 15% había buscado ayuda o tomado medidas para cambiar su situación.

“El problema no es no saber lo que pasa. Es que hemos normalizado el malestar”, afirma Paola Manrique, psicóloga clínica.

“Muchos pacientes llegan a consulta porque ‘no pueden más’, pero el cuerpo les venía hablando desde hace meses, incluso años”, agrega.

Dormir mal, comer por ansiedad, tener episodios de llanto inesperado, perder la concentración o experimentar dolores de cabeza frecuentes son formas comunes en que el cuerpo trata de avisar que algo no anda bien.

Ignorar esas señales puede llevar a consecuencias más graves, tanto en salud física como mental.

Escuchar es un acto de autoconciencia

Escuchar al cuerpo no es solo una metáfora poética.

Es una práctica de autoconciencia. Se trata de detenerse, observar y conectar con uno mismo.

Algo que suena simple, pero que en la era de la hiperconectividad se ha vuelto cada vez más difícil.

Una de las técnicas que ha ganado popularidad es el body scan o escaneo corporal, una práctica de atención plena que invita a recorrer mentalmente cada parte del cuerpo, detectando tensiones o sensaciones sin juicio.

Según investigaciones publicadas por la Universidad de Harvard, este tipo de prácticas pueden reducir el estrés, mejorar el sueño y fortalecer el sistema inmune.

El cuerpo también guarda la historia

Más allá de lo fisiológico, el cuerpo es también un archivo emocional.

Guarda memorias, traumas y experiencias. Algunas personas, por ejemplo, experimentan síntomas físicos recurrentes sin una causa médica aparente.

En muchos casos, esos síntomas están relacionados con experiencias emocionales no procesadas.

“Cuando alguien no pudo llorar en el momento que debía, el cuerpo encuentra su propia forma de expresar ese dolor”, dice la terapeuta corporal Marcela Ramírez.

“A veces es un nudo en la garganta, otras una presión en el pecho o una gastritis crónica”.

La memoria corporal es especialmente evidente en víctimas de violencia, abuso o estrés postraumático.

Para ellas, terapias que integran movimiento, respiración y expresión corporal —como la danza terapia o el yoga terapéutico— han demostrado ser eficaces para liberar emociones atrapadas y recuperar el equilibrio.

Claves para empezar a escuchar

No necesitas ser experto en meditación o tener una rutina de bienestar perfecta.

Escuchar al cuerpo empieza con pequeños actos de atención:

– Haz pausas breves durante el día para revisar cómo estás respirando o si estás tensando alguna parte del cuerpo.

– Pregunta y responde con honestidad: ¿Tengo hambre o estoy comiendo por ansiedad? ¿Estoy cansado o simplemente desmotivado?

– Lleva un diario de síntomas físicos y emociones.

A veces, ver los patrones ayuda a detectar lo que no estás procesando.

– Busca ayuda profesional si el cuerpo grita y no sabes cómo calmarlo.

Psicólogos, terapeutas y médicos integrativos pueden ayudarte a interpretar esos mensajes.

Una conversación que puede cambiar tu vida

Escuchar al cuerpo es un acto radical de cuidado.

No se trata de obsesionarse con cada dolor, pero sí de reconocer que cada señal tiene un propósito.

En una sociedad que premia la productividad a costa del bienestar, prestar atención al cuerpo es una forma de resistencia.

“Cuando aprendemos a escuchar al cuerpo, ya no lo vemos como enemigo ni lo castigamos por enfermar. Lo vemos como un aliado que solo quiere protegernos”, concluye la doctora Lina Torres.

La próxima vez que sientas que algo no está bien, no lo silencies.

Detente, respira, y pregúntate: ¿Qué me está diciendo mi cuerpo hoy?


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