Cali, abril 22 de 2025. Actualizado: martes, abril 22, 2025 16:27

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Día Mundial del Teatro

Tres Nobel de Literatura con legados dramáticos

Luis Ángel Muñoz Zúñiga – Especial Diario Occidente

El 27 de marzo, es el Día Mundial del Teatro, promovido desde 1961 por el Instituto Internacional del Teatro, para rendir homenaje a los actores que en las tablas reciben los aplausos del público.

La historia del teatro caleño inició con actores por vocación, fueron unos jóvenes que para su apostolado decidieron abandonar familias y pasar las 24 horas entre ensayos y funciones.

Hay que diferenciar entre los que actúan en salas y aquellos que por pasar un casting incursionan en la televisión y el cine, alcanzando la fama y posición económica, claro, hay excepciones, algunos deciden dejar las salas y pasar a la televisión y el cine.

En Cali el teatro empezó en los barrios populares, en salas de sedes sindicales y fue expresión política de grupos de izquierda.

Los pioneros del teatro vocacional, que se sostenía con la boletería, luego logran que el Ministerio de Cultura los apoye con el programa de las salas concertadas.

Enrique Buenaventura, antes de Cali convertirse en capital de la salsa, ya había acreditado la ciudad como la capital seccional del teatro.

El teatro se profesionalizó cuando el Instituto Departamental de Bellas Artes lo acogió y, la Universidad del Valle, creó el programa de Arte Dramático.

Enrique Buenaventura fue su fundador y el primer decano.

Obras y pioneros

“Soldados” y “Guadalupe años 50” figuran como dos obras emblemáticas del teatro colombiano del siglo XX.

Santiago García, Jorge Alí Triana y Enrique Buenaventura fueron íconos de la dramaturgia.

Cali tuvo pioneros: Enrique Buenaventura (TEC), Lucy Bolaños (La Máscara), Orlando Cajamarca (Esquina Latina), Phanor Terán (La cuchilla), Álvaro Arcos (Cali Teatro), Jorge Zabaraín (La Concha), Beatriz Monsalve (Barco Ebrio), Wilmarck Arango Toledo (Fundación El Sol), Daniel Roncancio (Teca), Danilo Tenorio (Imaginario), Iván Montoya (Escalinatas), Jorge Vanegas (El Globo), Manuel Sierra (Domus).

En los años 70 hubo teatro estudiantil, gracias a la labor organizacional de Andrés Caicedo, quien escribió y dirigió textos: “Las curiosas coincidencias”, “La piel del otro héroe”, “La noche de los asesinos”, “Recibiendo al nuevo alumno”.

El empuje de docentes en algunas instituciones oficiales cultiva el teatro: Carlos Yance (Las Américas), José Hernández (Libardo Madrid), David Castaño (Santa Fé), haciendo pedagogía en el empleo del tiempo libre.

Lucy Rodríguez (Eustaquio Palacios), dirige el “Colectivo Escena Maestro”, de docentes activos.

Doris Sarria, de la Organización Colombiana de Pensionados, continúa su divulgación dramatúrgica entre los maestros ya retirados de la docencia.

Historia y fulgor

En la historia universal de la cultura se evidencia que: arte, mitología, filosofía, política, narración, poesía y teatro, estuvieron estrechamente relacionados y complementarios.

Con la tragedia y la comedia griegas inicia la literatura universal.

William Shakespeare y Bertolt Brecht, después, son los principales dramaturgos del Renacimiento y la Época Moderna.

En el Día Mundial del Teatro, hay que mencionar a poetas y narradores, como, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, tres Premio Nobel de Literatura, que también legaron textos dramáticos: Neruda, “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta”; Gabo, “Diatriba de amor contra un hombre sentado”; y Llosa, “La huida del Inca”, ”La Señorita Tacna”, “La chunga”, entre otras obras.

El escritor peruano, escribe textos, actúa y dirige.

Pablo Neruda, publicó “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta”, en la editorial Zig-Zag (1966), obra que fue montada por estudiantes de la Universidad de Chile, dirigida por Pedro Orthus.

Gabriel García Márquez, lanzó “Diatriba de amor contra un hombre sentado”, marzo 1994, obra dramática estrenada en el marco del IV Festival Iberoamericano de Teatro, montada con la coproducción del Teatro Libre de Bogotá, el Teatro Nacional y MinCultura, monólogo que representó la actriz Laura García.

Joaquín Murieta

“El fantasma de Joaquín Murieta recorre aún California. En las noches de luna se le ve cruzar, cabalgando su caballo, por los páramos de Sonora o desaparecer en las soledades de la Sierra Madre mexicana. Los pasos del fantasma, sin embargo, se dirigen a Chile, y esto lo saben los chilenos del campo y del pueblo, del mar y del golfo de Penas. Cuando salió de Valparaíso a conquistar el oro y a buscar la muerte, no sabía que su nacionalidad sería repartida y su personalidad desmenuzada. No sabía que su recuerdo sería decapitado como él mismo lo fuera por aquellos que lo injusticiaron”.

(Pablo Neruda. Fulgor y muerte de Joaquín Murieta. Editorial Zig-Zag).

Diatriba de amor

“El drama transcurre en una ciudad del Caribe con treinta y cinco grados a la sombra y noventa por ciento de humedad relativa, después que Graciela y su marido regresan de una cena informal poco antes del amanecer del 3 de agosto de 1978. Ella lleva un traje sencillo de tierra caliente con joyas cotidianas. Se ve pálida y trémula a pesar del maquillaje intenso, pero mantiene el dominio fácil de quien ya está más allá de la desesperación. Nada se parece tanto al infierno como un matrimonio feliz! Tira el bolso de mano en un sillón, recoge del suelo el periódico de la tarde, le da una hojeada rápida y lo tira del bolso”.

(Gabriel García Márquez. Diatriba de amor contra un hombre sentado).

Legado de Buenaventura

El legado de Enrique Buenaventura para el teatro, sin duda una de las grandes contribuciones del maestro, es el montaje de obras mediante el método de Creación Colectiva.

Su aporte tiene gran relevancia entre actores, directores e investigadores.

“Durante mucho tiempo habíamos trabajado a la manera tradicional, es decir, el director concebía el montaje y los actores lo realizaban. Se aceptaba la discusión, es cierto, pero en última instancia, lo dominante era la autoridad del director. Este criterio de autoridad fue lo primero que se entró a cuestionar. Se empezó con improvisaciones que el director debía tener en cuenta para el montaje. Esto permitió una mayor participación de los actores en el proceso de transformación de la concepción del director en los signos e imágenes del espectáculo”.

“La improvisación se impuso como punto de partida del montaje. Es decir que el director dejaba de ser un intermediario entre el texto y el grupo. Así nació la etapa analítica del método y se fue configurando, en trabajos sucesivos, como una manera lo más objetiva posible, es decir, lo más colectiva posible”.

(Creación Colectiva. Biblioteca Historia del Teatro Occidental Serie Siglo XX. Beatriz J. Rizk. Editorial Atuel Buenos Aires Argentina 2008)


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