Cali, diciembre 7 de 2023. Actualizado: jueves, diciembre 7, 2023 21:12
Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente
Quienes se deciden dedicarse de tiempo completo a la escritura, lo hacen profesionalmente y viven de lo producido por las publicaciones de sus libros.
Pero hubo escritores que rompieron con esa regla general al dedicarse también a otras profesiones. A ellos no es acertado decirles que “zapatero a tus zapatos”, cuando son buenos en sus otras profesiones.
En los casos de Jorge Isaacs, Juan Rulfo y Ernesto Sábato, en vida sus críticos hubieran errado si les hubieran dicho: “novelistas a tus escritos”.
Isaacs, poeta y autor de la novela romántica “María” (1867), coordinó la construcción de la vía Cali-Buenaventura, administró la educación pública de la nación y dirigió varias exploraciones en minas de hulla y oro, igual que investigaciones antropológicas sobre las tribus indígenas del Magdalena. Además, fue militante del Partido Conservador y Representante a la Cámara por el Gran Cauca.
Rulfo, narrador de cuentos en “El llano en llamas” (1953) y autor de la novela “Pedro Paramo” (1955), estuvo vinculado al Instituto Nacional Indigenista de México y sobresalió como fotógrafo profesional en México.
El narrador mexicano fue reconocido como su maestro por Gabriel García Márquez y demás escritores del Boom de La Literatura Latinoamericana. Sábato, ensayista (“Uno y el universo”, “Hombres y engranajes”, “Heterodoxia”, “El escritor y sus fantasmas”, “Tango-Discusión y clave”) y autor de las novelas “El túnel” (1948), “Sobre héroes y tumbas” (1961) y “Abaddón el exterminador” (1974), antes de escoger el camino de la literatura, fue becario y obtuvo un doctorado en física. Ejerció primero la cátedra universitaria y trabajó en el Laboratorio Curie de Francia. Además, pintó y tuvo su taller en Santos Lugares. Ernesto Sábato, en 1984, recibió el “Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes”.
Jorge Isaacs (Cali 1837- Ibagué 1895), no sólo escribió versos de amor y “María” (1867), su novela romántica que hizo trascender internacionalmente la literatura colombiana.
En la obra completa que conjuntamente editaron la Universidad Externado de Colombia y la Universidad del Valle, el volumen VI titulado “Estudio sobre las tribus indígenas del Estado del Magdalena y exploraciones”, recopila varios de sus informes sobre estudios y exploraciones en diversas regiones del país, que quedaron como testimonio de su participación en la Comisión Científica de 1881-1882 y de su segundo viaje a la costa Atlántica en 1886-1887.
Podríamos decir que se trató de una premonición literaria el hecho de que Jorge Isaacs estuvo en Aracataca (1887), cuarenta años antes que naciera Gabriel García Márquez. Jorge Isaacs, hijo de Jorge Enrique Isaacs, que fue propietario de minas de platino en el Chocó, heredó esa pasión exploradora de su padre.
A mediados de 1886, el Ministerio de Hacienda le concedió al poeta novelista un contrato para la explotación de las hulleras de Aracataca y las que descubriera en la Sierra Nevada de Santa Marta y la Guajira, así como exploraciones de petróleo en el Golfo de Uraba. En 1912, sus descendientes nuevamente traspasaron esos derechos al Gobierno.
Juan Rulfo (México 1917- México 1986). La mayoría de los lectores de los cuentos reunidos en “El llano en llamas” de Juan Rulfo y de su novela “Pedro Páramo”, desconoce que también fue un investigador de la cultura maya, que dirigió el Departamento de Publicaciones del Instituto Nacional Indigenista de México y dejó un gran legado fotográfico.
Aunque, su primera exposición fotográfica la hizo en 1960 en Guadalajara, cuando seleccionó 23 impresiones; precisamente fue en 1980 que se descubrió la cara oculta del escritor, cuando el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México expuso cien fotografías suyas. Desde hace algún tiempo, la “Fundación Juan Rulfo” viene divulgando esa faceta del autor de “Pedro Páramo”, mediante publicaciones bibliográficas que recopilan sus fotografías.
La estética rulfiana, que utilizaba las perspectivas claro oscuras, está representada en centenares de fotografías centradas en los temas paisajísticos y antropológicos. Los lectores de “Pedro Paramo”, además del placer por sus narraciones sobre el pueblo Comala y la hacienda “La media Luna”, hallarán en sus fotografías una perfecta correspondencia con la “mexicanidad”.
Rulfo fotografiaba las antiguas pirámides precolombinas, a los campesinos en sus actividades agrarias, a los niños y las mujeres junto a las puertas de sus humildes ranchos, los frondosos árboles, los cercos formados con hileras de nopales, los caminos y las calles solitarias de pueblos, los mercados en las plazas pueblerinas, las casas humildes, las fachadas de las iglesias y sus interiores con imágenes religiosas.
Es síntesis su fotografía nos presenta imágenes complementarias del mundo rural mexicano anticipado en su obra literaria.
Ernesto Sábato (Argentina 1911- Argentina 2011). Qué iban a imaginar los estudiantes lectores de “El túnel”, o cualquier joven que deteste las matemáticas y tenga vocación por la literatura, que Ernesto Sábato, el autor de la novela psicológica cautivadora, fue un físico matemático que estrado a la vejez, un día decidió colgar la ciencia para dedicarse a las letras.
Sábato había ejercido la docencia en la Universidad de La Plata, enseñando física matemática y teoría cuántica.
El científico argentino también había logrado una de las más altas metas a las que podía aspirar un físico, como era investigar en el Laboratorio Curie.
Pero el científico sintió un nuevo llamado y decidió atender la nueva vocación, decidiéndose a escribir su primera novela “El túnel”. Sábato valoró el apoyo de Matilde Richter, su esposa, quien nunca había sospechado este paso de su esposo.
“El Túnel fue la única novela que quise publicar, y para lograrlo debí sufrir amargas humillaciones –recuerda Ernesto Sábato en sus memorias-. Dada mi formación científica, a nadie le parecía posible que yo pudiera dedicarme seriamente a la literatura. Un renombrado escritor llegó a comentar: !Qué va a hacer una novela un físico¡ ¿Y cómo defenderme cuando mis mejores antecedentes estaban en el futuro? El Túnel fue rechazado por todas las editoriales” (Antes del fin. Ernesto Sábato).
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