Cali, diciembre 8 de 2024. Actualizado: sábado, diciembre 7, 2024 00:11
Luis Ángel Muñoz Zúñiga – Especial Diario Occidente
Las ferias internacionales de la cultura impresa demuestran que la historia de un libro no se reduce a la cantidad de páginas encuadernadas, que para investigar o leer, por placer u obligación, adquirimos en una librería o nos prestó alguna biblioteca.
En cada FILCALI, Feria Internacional del Libro de Cali, hace que por analogía digamos, que en el bulevar del rio de nuestra ciudad distrital nace otra más pequeña, como dijera un niño, una ciudad de papel.
En esta FILCALI 2024, que inicia este 14 de noviembre, Japón será el país invitado, las editoriales lanzarán libros, habrá conversatorios con los autores, le descontarán a los precios y los lectores acudirán ávidos de actualización bibliográfica.
Pero el mundo del libro es más complejo antes de llegar a las ferias, aunque los historiadores lo desestiman al registrar los hechos que han transformado al mundo.
Los dictadores han considerado los libros enemigos peligrosos, más que a sus opositores, tanto que en momentos cruciales los persiguen y los queman en plaza pública, igual que cierran editoriales y allanan las bibliotecas.
En tiempos que los regímenes totalitarios desconocen los derechos fundamentales encarcelan por flagrancia a los intelectuales que les incauten “libros subversivos”.
Los autores padecen varios avatares para poder dar a luz su creación.
El caso más sonado lo contó Gabriel García Márquez, quien decidió encerrase por dieciocho meses, olvidando sus obligaciones familiares, para poder escribir “Cien años de Soledad” y así un día lograr vivir del libro.
Hay autores que ejercen otra profesión para autofinanciar su vocación de escritores.
Si devengan bajos salarios participarán de concursos para escritores con la esperanza de ganar y lograr les editen de cortesía.
También existen los autores anónimos, aquellos que jamás alcanzaron su sueño de publicar y se conformaron con su libro inédito que le presentan a sus amistades.
No faltan los autores y artesanos a la vez, aquellos que aprovechando la tecnología, digitan, imprimen y encuadernan su libro en pocos ejemplares.
Pero no basta que venzan sus avatares hasta ver impreso su libro, el autor necesita ser reconocido por los lectores y eso dependerá de la fama de la editorial que le publica y del mercadeo del libro.
En Colombia es más difícil lanzar un libro, que otro producto de consumo, porque es un país de pocos lectores del impreso, algo agravado, cuando las nuevas generaciones prefieren los audiolibros y descargan los ejemplares en formato pdf.
Se dice que detrás de un gran hombre siempre haya habido una mujer.
Contra argumentarlo, no es caer en una actitud misógina, por ejemplo, decir que más que Manuelita Sáenz, detrás de Simón Bolívar estuvieron los libros que lo formaron como intelectual, libertador y estadista: “El Contrato Social” y “El Emilio” de Juan Jacobo Rousseau, “El Espíritu de Las Leyes” de Montesquieu, “El Quijote de La Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra, ”Ensayo sobre el gobierno civil” de John Locke y, otras obras clásicas del pensamiento político.
Sería mejor afirmar que junto a cada gran hombre, porque es incorrecto decir que la mujer estuvo detrás, compartió una gran lectora.
Algo similar ocurre con los maestros, sucedió con Simón Rodríguez y Andrés Bello, que a la par de sus enseñanzas ellos condujeron las lecturas que hizo el Libertador.
También podemos decir que más que sus autores, los libros son los que han transformado al mundo, por ejemplo, “El Capital” de Carlos Marx.
La humanidad olvida a sus líderes, pero jamás podrá hacerlo con sus obras, porque un autor quedará inmortalizado en los libros.
Ulises no hubiera existido sin Homero y este poeta hubiese quedado ignorado, si no fuera por la Iliada y la Odisea.
La apatía por la lectura en los últimos tiempos no es la única causa de la decadencia del mercado editorial, sino también los altos precios de los libros.
El público de pocos ingresos queda privado de adquirir libros y prefiere dedicar para recreación lo que destinaría para comprarlos.
La mejor política pública de cualquier gobierno estaría representada en subsidiar las publicaciones, alguna vez que inauguraban una biblioteca, el poeta García Lorca expresó que los pobres no sólo necesitaban pan, sino también libros.
Si el Estado favorece con exenciones tributarias a las empresas que demuestran su apoyo a las obras sociales, las editoriales independientes también lo merecen porque implícitamente cumplen similar objetivo al posibilitar el surgimiento de nuevos escritores, abaratar los costos del libro y promover la lectura.
Las editoriales independientes, que arriesgan económicamente en la difícil competencia frente a las grandes industrias editoriales.
En las ferias las librerías de usados requieren de un espacio especial, porque es la oportunidad de mercadear determinados libros que no volvieron a editar.
El público tiene diferentes gustos, algunos adquieren libros nuevos y costosos, otros lectores, que aman los libros antiguos.
En la FILCALI el mercadear por categorías no configuraría competencia desleal.
Anteriormente, los encuentros deportivos en los estadios, las fiestas de aniversario de fundación, los encuentros de música autóctona y las fiestas de carnaval, eran los eventos que le daban importancia a las ciudades.
Pero con el desarrollo y especialización de los mercados surgen las ferias de libros que también pasan a otorgarle importancia cultural, social y económica a las ciudades.
Las primeras ferias de libros fueron vernáculas, pero con el paso del tiempo se internacionalizaron, de ahí que hoy exista la Feria Internacional del Libro de Bogotá y la Feria Internacional del Libro de Cali.
En los respectivos eventos de la cultura impresa llegan editoriales de varios países, igual que editores y autores, con obras bibliográficas recién editadas.
Por analogía, podemos decir que las ferias internacionales de libros son como los festivales internacionales de cine donde en premier se exhiben las recientes películas de directores de diferentes países.
Los medios de comunicación mediante sus informes, ocasionan impacto de los nuevos escritores con sus obras lanzadas y adquieran la importancia global que incidirá en los diferentes mercados de libros.
Si los libros inmortalizan a sus autores, las ferias internacionales de libros, que también ofrecen antigüedades de los escritores ya fallecidos, son espacios de tertulia donde reviven los autores, permitiendo que el público pueda escucharlos de cerca.
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