Cali, mayo 4 de 2025. Actualizado: domingo, mayo 4, 2025 21:19
¿Te esfuerzas por comer sano pero no ves los resultados que esperas? No estás solo.
Muchas personas adoptan una dieta saludable, eliminan la comida chatarra y aún así no logran perder peso o sentirse mejor.
La razón puede no estar en lo que comes, sino en cómo y cuándo lo haces. Algunos hábitos cotidianos pueden estar saboteando tus esfuerzos sin que te des cuenta.
Aquí te contamos cuáles son los más comunes y cómo corregirlos.
Uno de los errores más frecuentes es pensar que lo saludable no tiene límites. Por ejemplo, los frutos secos, el aguacate o la avena son alimentos muy nutritivos, pero también calóricos.
Si no controlas las porciones, puedes terminar consumiendo más energía de la que tu cuerpo necesita.
Solución: Aprende a medir las porciones y practica el comer consciente. Comer sano no significa comer sin control.
Saltarte el desayuno o cualquier comida puede parecer una forma rápida de reducir calorías, pero en realidad, puede desacelerar tu metabolismo y aumentar el riesgo de comer en exceso más tarde.
Además, el ayuno prolongado sin supervisión puede afectar tus niveles de energía y concentración.
Solución: Mantén una rutina de comidas equilibrada. Si vas a practicar ayuno intermitente, hazlo con orientación profesional.
El descanso es clave para mantener un peso saludable. Dormir poco o mal afecta las hormonas del hambre (como la grelina y la leptina), lo que puede hacerte comer más y tomar peores decisiones alimenticias.
Solución: Intenta dormir entre 7 y 8 horas diarias. Una buena higiene del sueño mejora tu metabolismo y controla los antojos.
Comer frente a una pantalla, en medio del trabajo o caminando no le da a tu cuerpo tiempo para registrar que está satisfecho.
Esto puede llevarte a comer más de lo necesario, incluso si lo que consumes es saludable.
Solución: Dedica al menos 20 minutos a cada comida, mastica bien y presta atención a tus señales de saciedad.
Tal vez comas ensaladas y proteínas magras, pero si acompañas tus comidas con jugos, bebidas energéticas o cafés muy cargados, estás sumando azúcares y calorías invisibles que pueden arruinar tu esfuerzo.
Solución: Prioriza el agua, infusiones o café solo. Revisa etiquetas, incluso en productos que se promocionan como “saludables”.
Una dieta equilibrada debe ir acompañada de actividad física. Si llevas una vida sedentaria, es probable que no logres un déficit calórico, incluso con una alimentación sana.
Solución: Incorpora movimiento diario, aunque sea caminar 30 minutos o subir escaleras.
Adoptar una alimentación saludable es un gran paso, pero para que funcione, debe estar acompañada de hábitos coherentes y sostenibles.
Comer sano no es solo lo que comes, sino cómo lo integras a tu estilo de vida.
*Este artículo fue elaborado por un periodista del Diario Occidente usando herramientas de inteligencia artificial.
Fin de los artículos
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