Cali, septiembre 26 de 2025. Actualizado: jueves, septiembre 25, 2025 22:15
El regreso a clases y al trabajo, junto al descenso de las temperaturas, dispara la circulación de los catarros, infecciones leves de nariz, garganta y cuerdas vocales causadas por más de 200 variantes virales.
Aunque existen decenas de patógenos, los rinovirus, adenovirus y ciertos coronavirus (distintos del SARS-CoV-2) son los más implicados en la secreción nasal, la congestión y la tos que caracterizan al resfriado.
La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) estima que un adulto sano padece entre dos y cinco resfriados anuales, cifra que aumenta en niños en edad escolar o guardería.
Quienes conviven con pequeños, fumadores, personas con estrés crónico o rinitis alérgica presentan un riesgo superior de sufrir catarros de forma recurrente.
Por lo general, el resfriado dura entre siete y diez días. La sintomatología es moderada: estornudos, congestión, tos esporádica y malestar pasajero, sin fiebre elevada ni dolores musculares intensos.
En fumadores, la duración puede alargarse, pero rara vez requiere atención médica.
Las tres patologías comparten síntomas iniciales: congestión nasal y dolor de garganta. Sin embargo, la gripe y la covid suelen presentar fiebre alta, dolores articulares y malestar general más intensos.
Según la profesora María Elisa Calle (UCM), distinguirlas sin pruebas diagnósticas resulta casi imposible.
El aire frío y seco daña la mucosa nasal, primera barrera contra los virus, y reduce la producción de pequeñas vesículas defensivas.
Además, las bajas temperaturas favorecen que los virus respiratorios permanezcan activos más tiempo en el ambiente. Y al permanecer más en espacios cerrados, la transmisión a través de gotitas y superficies se intensifica.
No existen antibióticos, antivirales ni vacunas para el resfriado común: solo se tratan los síntomas. Paracetamol o ibuprofeno alivian fiebre y dolores, mientras que reposo, hidratación abundante y vaporizaciones facilitan la recuperación.
El zinc podría acortar el cuadro de siete a cinco días, aunque su eficacia necesita más estudios. La vitamina C no previene el catarro y solo muestra un efecto muy limitado en la duración de los síntomas.
Se aconseja consultar al médico si persiste más de 10 días, si hay fiebre muy alta o si el paciente padece enfermedades bronquiales crónicas.
Lavarse las manos, ventilar espacios y usar pañuelos desechables siguen siendo las mejores barreras contra el contagio.
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