Cali, noviembre 7 de 2024. Actualizado: miércoles, noviembre 6, 2024 23:42

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Amor y compromiso con el manglar y el etno turismo

Pianguar, una riqueza cultural del Pacífico que pasa de generación en generación

Por Francisco Hernández Bolaños
Especialista en Educación, Cultura y Política

Para llegar hasta el archipiélago La Plata, ubicado dentro del Parque Nacional Natural Uramba Bahía Málaga, es necesario abordar una lancha desde el muelle de Buenaventura y navegar durante una hora por las aguas del mar Pacífico, una veces calmado y otras veces bravo y con muchas olas.

Esta comunidad integrada por unas 50 familias, adelanta desde el 2008 todo un trabajo de protección y conservación de los recursos naturales de la zona junto a las autoridades ambientales del departamento, organizaciones y universidades dedicadas a este tema.

En La Plata, el ritmo de vida es otro. Nada que ver con el corre corre y agite de la ciudad. La energía llega cuatro horas al día cuando prenden la planta eléctrica de seis de la tarde a diez de la noche. La señal de celular se pierde casi en todo el sector. Ellos viven en su mundo, un mundo rodeado por agua y selva que les ofrece todas las bondades de la naturaleza para vivir.

Sus habitantes parecen todos de una misma familia, la hermandad y la camaradería se percibe cuando se camina por la playa, que hace las veces de calle principal, y los caminos para ir a las viviendas, unas pocas, que quedan más retiradas de la orilla del mar.

Los niños juegan a ser pescadores en el muelle y se emocionan cada vez que un pez muerde el anzuelo, los más grandecitos sueñan con ser futbolistas y juegan en una cancha improvisada cuando la marea baja lo permite. Los guayos y canilleras no existen, pero las ganas de meter un gol superan la falta de estos implementos deportivos a la hora de divertirse.

Por esa misma playa camina Aura Nellys Díaz, una mujer de 47 años, 40 de ellos dedicados a sacar la piangua del manglar de manera artesanal. Ella hace parte de la Asociación Pianguera, un grupo de mujeres de esta comunidad dedicadas a la conservación y protección de los recursos naturales que los rodean.

Allá en canoita ya vamos remando, en la canoita ya vamos remando, a la ruta de piangua señores ya vamos llegando, a la ruta de piangua señores ya vamos llegando, cojan sus canastos, vamos a pianguar, que allá en el raicero muchachos les vamos a enseñar, como se saca la piangua en el manglar, como se saca la piangua en el manglar… Cantando esta canción, que ella misma compuso, Aura Nellys inicia su jornada todos los días.

Una pañoleta, una blusa manga larga para cubrirse del sol, un canasto, botas pantaneras y guantes, son sus elementos de trabajo para iniciar su travesía; primero una hora a remo desde su casa hasta el manglar; luego, cuatro horas, en medio de las raíces y el barro para sacar los mejores moluscos (piangua) que almacenará para luego venderlos por docenas.

“Ya tenemos ojo y sabemos en cuáles manglares hay buena piangua. Si está muy chiquitas, lo dejamos y volvemos en 15 días cuando ya hayan crecido, sino empezamos a buscar, mientras lo hacemos nos reímos, cantamos, charlamos para hacer amena la jornada”, dice Aura Nellys, quien aclara que siempre va acompañada de otras mujeres, hijos o nietos.

En un día muy bueno, y luego de una jornada extenuante bajo el sol, alcanza a recoger hasta 600; en un día no tan bueno puede ser solo 240, que llevará a un vivero natural en la playa (un cuadrado rodeado con una malla) en la que permite que cuando la marea suba sean alcanzadas por el agua y permanezcan en buen estado hasta por 15 días cuando son recolectadas por el comprador.

La ñata, como le dicen de cariño a Aura Nellys, cuenta orgullosa que este oficio lo aprendió de su abuela Eudocia Rivas, hoy con 90 años y la retirada de esta labor y de su mamá, doña Tarjelia Rivas, hoy de 62 años.

“Mi abuela me llevaba a pianguar cuando yo era muy niña, y siempre iba cantando, con esas ganas, con esa armonía para empezar a recoger la piangua en el manglar, de ahí le cogí amor a estar en el manglar y recolectar la piangua con la que he sacado a mi familia adelante”, cuenta Aura Nellys quien asegura que: “así como enseñaron a mí, yo les he enseñado a mis hijos, a mis hijas, a mis nietas, y al que quiera – yo no soy egoísta con esta actividad- yo también les enseño, para que aprendan a pianguar, pero sobre todo el cuidado y la conservación de los recursos naturales”.

En ese proceso de conservación del ecosistema y raíces culturales, también está incluida la gastronomía, a través de ella, las familias de La Plata, han encontrado una fuente de ingreso. Empanadas, atollado, sudado, ceviche y tamales, todos estos platos con la piangua como ingrediente principal, hacen parte de los platos típicos que los raizales ofrecen a los turistas cuando llegan a su comunidad.

A pesar de la riqueza marino costera de esta región y pese al acompañamiento de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC, en diferentes iniciativas ambientales, estas familias reclaman apoyo del estado regional y nacional para mejorar su calidad de vida.

Etno y eco turismo

Santiago Valencia González, guía profesional de turismo, destaca el trabajo comunitario que se ha adelantado con la comunidad de la mano de las autoridades ambientales departamentales y entidades relacionadas con el medio ambiente.

“En el etno y eco turismo de naturaleza hemos encontrado toda la base para proyectar los diferentes atractivos y productos que tenemos, esas son las fortalezas que tienen las comunidades negras desde la gastronomía, la cultura y en el marco de esa oferta de naturaleza hemos hecho unos diagnósticos para llevar turistas y ofrecer todas las bondades que nos ofrece este territorio, pero siempre pensando en el cuidado y conservación del medio ambiente”, dice Santiago desde una hamaca mientras contempla el mar.

Esta comunidad se ha esmerado por adelantar un proceso turístico a bajo volumen; es decir personas que quieren conocer la riqueza marina, cultural y del bosque del Pacífico, pero que sean consciente de la importancia del cuidado de la naturaleza. Entre los atractivos turísticos de La Plata está la ruta de la piangua, la cascada de sierpe y ostional, el avistamiento de aves y de ballenas, entre otros.

Desde el 2008 cuando se declararon áreas protegidas el Parque Regional La Sierpe y el Distrito de Manejo Integrado La Plata y en el 2010 cuando 47.094 hectáreas marinas de Bahía de Málaga del Distrito de Buenaventura fueron declaradas como Parque Nacional Natural Uramba Bahía Málaga se ha venido adelantando un trabajo importante en la conservación.

Otro ejemplo es el trabajo que se está adelantando para prevenir la tala del bosque. De 70 familias que se dedicaban exclusivamente a esta labor, hoy 32 ya tiene alternativas diferentes de ingreso y se han convertido en salva guardas territoriales, encargadas de cuidar que foráneos no lleguen a extraer madera.

“Familias que se dedicaban a la explotación de la madera como única alternativa hoy tienen una opción de ingresos en el etno y ecoturismo en la medida de se planifique bien, porque sino se planifica bien también se puede convertir en una amenaza, por esto todo el tema de planeación estratégica de hacer todo ese trabajo para que el turismo logre sacar adelante estas las familias pero también recuperar las practica ancestrales como la agricultura, los platos típicos de la región, pero lo más importante, cuidando el ecosistema”, explica Santiago.

El dato

– La piangua es un molusco ligado al consumo tradicional de las comunidades afrodescendientes de nuestro litoral Pacífico, que se encuentra en las raíces de los manglares.

– El Consejo Comunitario Bahía Mágala – La Plata está conformado por cuatro veredas: Mangaña (27 familias), La Plata (52 familias), Miramar (48 familias) y La Sierpe (28 familias).

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