La nueva estrategia de Uribe

Por Mauricio Ríos Giraldo

Resulta difícil imaginar esta campaña presidencial sin la figura de Álvaro Uribe Vélez, pues, aunque su imagen no es la misma de años atrás, sigue siendo, por diferentes razones -entre ellas que es el jefe del presidente Iván Duque- el político más poderoso de Colombia.

Esta reflexión surge a partir de lo dicho por el propio Uribe a través de sus redes sociales, en las que aseguró que no apoyará a ningún candidato a la Presidencia de la República…

“La verdad es que yo soy consciente de que el daño que me han hecho le hace daño a cualquier candidato que yo apoye. Entonces, yo no voy a apoyar candidatos, yo voy a apoyar la democracia”, enfatizó Uribe.

Esta afirmación, aunque sorprendente y difícil de creer, es una reflexión realista, pues en las pasadas elecciones locales y regionales, el respaldo del expresidente se convirtió en un factor que jugó en contra de candidatos que recibieron su respaldo en ciudades que ahora son mayoritariamente antiuribistas.

Cali es el mejor ejemplo de ello, aquí el apoyo de Álvaro Uribe fue determinante para que Roberto Ortiz, que hasta cierto punto lideraba la intención de voto -según las encuestas- perdiera respaldo, especialmente entre el electorado joven y los estratos 4 y 5. El apoyo del uribismo marcó un antes y un después para el “Chontico” y, aunque su campaña no visibilizó mucho este acompañamiento, sus contendores se encargaron de hacerlo y algunos hasta pusieron pasacalles para marcar a Ortiz como el candidato de Uribe.

Hace cuatro años, cuando el presidente Iván Duque fue elegido por ser “el que dijo Uribe”, la imagen del exmandatario era completamente diferente. Según las encuestas de Invamer, cuando se produjeron las elecciones de 2018, el jefe del Centro Democrático tenía una imagen positiva del 54.4% y una negativa del 38.6%, lo que le permitía endosar una gran votación, mientras que ahora su aprobación es del 36.4% y su desaprobación, del 58.8%, lo que indica que el efecto podría ser a la inversa.

Sin embargo, es difícil creer que Uribe no apoyará a ningún candidato; lo que sugieren sus declaraciones al respecto es que, estratégicamente, buscará mantener un bajo perfil y evitar que lo relacionen directamente con alguno de los aspirantes. No es difícil suponer, entonces, que la apuesta del expresidente para el 2022 estará por fuera de su partido.

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