Las primeras salidas de los candidatos presidenciales han estado marcadas por acciones cliché, como la muy mencionada visita del precandidato presidencial Alejandro Gaviria a la galería de Alameda en Cali: el equipo de campaña se esforzó por difundir la imagen del exministro almorzando en este popular sitio, pero el efecto fue contrario al esperado, pues llovieron críticas y burlas ante lo postiza de la escena.

Ayer el turno fue para los precandidatos de la Coalición de la esperanza: Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán, Sergio Fajardo y Jorge Robledo, que abordaron un bus de Transmilenio para llegar a una actividad en la plazoleta del Concejo de Bogotá y, desde luego, publicaron la foto a bordo del transporte masivo. Las críticas y las burlas no se hicieron esperar…

La buena noticia para los candidatos es que este tipo de acciones molestan sólo a un sector de la opinión pública que tiene capacidad crítica, mientras que la gran mayoría les cree el cuento…

No se puede olvidar que en la campaña de 2018 el presidente Iván Duque fue el rey del show, y ganó. A donde iba, el entonces candidato tocaba guitarra o cantaba o bailaba o cabeceaba un balón, pero siempre daba su dosis de espectáculo.

En este país cargar niños pobres, visitar invasiones, comer en sitios populares, subirse al transporte público y demás acciones de populismo funciona muy bien para los candidatos…

Y aunque hoy son los mencionados anteriormente quienes reciben las críticas por posar de lo que no son y no hacen en su vida normal, no se salva ninguno -léase bien, ninguno-, pues aunque a algunos les salga más natural que otros, lo hacen únicamente para mostrar una cercanía con el pueblo que no tienen.

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