Lo que importa es cuanto amor ponemos en el trabajo que realizamos.

Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.

No deis sólo lo superfluo, dad vuestro corazón. 

Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios

A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.

Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.

El que no vive para servir, no sirve para vivir.

El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.

Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más.

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