El próximo 10 de febrero los presidentes de Colombia, Chile, México y Perú se reunirán en Cartagena para firmar el protocolo comercial de la Alianza del Pacífico, el cual permitirá la reducción inmediata del 92% de las partidas arancelarias entre los países.

Tan importante evento debería tener como sede a Cali, que además de haber realizado con total éxito la sexta cumbre de la Alianza, es, por su cercanía a la costa del Pacífico, la colombiana ciudad indicada para albergar todo lo relacionado con este bloque comercial.

La Alianza del Pacífico, que nació en 2011 en Lima, por iniciativa del entonces presidente del Perú, Alan García, tiene como propósito potencializar el desarrollo de la cuenca a través de la apertura comercial, por eso escoger una ciudad del Caribe colombiano para la próxima reunión envía un mensaje contradictorio.

Aún no se ha definido dónde se establecerá la sede permanente de la Alianza del Pacífico, y lo ocurrido con la escogencia de Cartagena para el encuentro del 10 de febrero es una alerta para Cali, que debe hacer las gestiones necesarias para convertirse en la base permanente de este bloque comercial.

Desde esta tribuna de opinión se alertó sobre las intenciones de Panamá, país que busca ingresar a la Alianza del Pacífico, de que la sede se establezca en su capital, pero parece que la dirigencia caleña no ha entendido los beneficios que le traería a la ciudad convertirse en el epicentro de tan importante bloque comercial.

La Alcaldía debe tomar el liderazgo de esta iniciativa que sería la consolidación del proceso de internacionalización de Cali, la visibilizaría y abriría las puertas para la llegada de inversión; allí, muy probablemente, esté la solución al problema de desempleo de la ciudad.

Es hora de convocar una campaña para que Cali sea la capital de la Alianza del Pacífico.

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