Cali, septiembre 10 de 2024. Actualizado: martes, septiembre 10, 2024 22:53
Este 7 de agosto se cumplen dos años del gobierno del presidente Gustavo Petro, la mitad de su periodo presidencial, coyuntura que invita a reflexionar sobre su principal promesa: el cambio.
Durante su campaña, Petro prometió un cambio hacia la transparencia, la paz y la prosperidad. Sin embargo, al revisar su gestión, es evidente que el cambio ha sido en dirección contraria, una involución.
No se trata de un problema ideológico, sino de ineficiencia y falta de liderazgo. La promesa de un gobierno transparente y libre de corrupción es, tal vez, la más cuestionada, especialmente con el monumental escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, Ungrd, donde se habrían manejado más de un billón de pesos con intereses ilícitos.
Las cifras y los hechos hablan por sí solos. No es una cuestión de si Petro gusta o no, sino de evaluar los resultados de su gobierno. ¿Se ha logrado la prometida paz total? No. El orden público del país se ha deteriorado gravemente, llegando a niveles similares a los de finales de los años 90.
¿Se ha ganado terreno contra la corrupción? Tampoco. La seguidilla de escándalos demuestra que el gobierno cayó en las mismas prácticas que condenó durante la campaña.
¿La economía está mejor? No. Las decisiones del gobierno, como la reforma tributaria y la ofensiva contra la industria de los hidrocarburos, han causado graves lesiones a la economía nacional.
A esto se suma un discurso divisivo que en lugar de unir a Colombia, genera más fragmentación. La retórica de lucha de clases e ideas como la constituyente y la reelección solo fomentan la inestabilidad política del país, en lugar de promover la unidad nacional.
Ojalá en la segunda mitad de su mandato, el presidente Petro y su equipo se esfuercen por recuperar el tiempo perdido.
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