La reciente reunión de los alcaldes de Bogotá, Cali, Medellín y Manizales en la capital de la República no solo representa un gesto de buena voluntad, sino también una demostración de liderazgo y responsabilidad compartida.

En un país donde la fragmentación política y la desconfianza interinstitucional son desafíos constantes, ver a estos líderes locales trabajando juntos es una bocanada de aire fresco para la democracia.

Que los alcaldes Federico Gutiérrez, Carlos Fernando Galán, Alejandro Éder y Jorge Eduardo Rojas, aunque de tendencias políticas diferentes a la del presidente Gustavo Petro, hayan decidido abordar de manera conjunta problemas que trascienden las fronteras municipales, es una oportunidad para el mismo gobierno nacional.

“Queremos que ustedes sepan que siempre estamos unidos, aquí trabajando juntos por el país. No perdamos la fe y no perdamos la esperanza”, dijo el alcalde de Cali, Alejandro Éder, recordando que la verdadera fuerza radica en la capacidad de trabajar juntos.

Por ello, esta iniciativa no debe ser vista como una oposición al gobierno nacional, sino como una oportunidad para complementar y reforzar sus acciones.

En áreas donde el gobierno de Petro tiene falencias, como el fomento económico y la seguridad, los gobiernos locales pueden actuar como un brazo extendido que ejecuta y fortalece esas áreas en los territorios.

En ese sentido, es crucial que el gobierno nacional no interprete esta colaboración como una competencia, sino como una sinergia que puede resultar en un mejor desempeño gubernamental en todos los niveles.

Apoyar a los alcaldes con recursos y coordinación estratégica no solo fortalecerá las ciudades, sino también la estructura general del Estado colombiano.

El camino hacia un país más seguro y saludable se construye con la colaboración y el esfuerzo conjunto de todos los niveles de gobierno.

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