Votando masivamente es como los ciudadanos pueden cerrar el paso a la posibilidad de fraude.

El desafío que tiene la Registraduría Nacional del Estado Civil es muy grande, especialmente en Cali, donde se requieren todas las garantías para que haya total transparenia y claridad en el resultado de la votación para elegir al próximo alcalde.

Si resulta cierto que la distancia entre los tres candidatos que lideran la intención de voto es poca, el organismo electoral debe hacer un esfuerzo por entregar la información con los resultados de la manera más ágil y clara posible para que los caleños tengan la tranquilidad de que se respetará la voluntad de las mayorías aunque la diferencia sea mínima.

Y es que cuando las elecciones se definen por márgenes muy estrechos, como ocurrió hace cuatro años cuando la diferencia entre el candidato declarado ganador de la Gobernación del Valle y quien ocupó el segundo puesto fue de sólo cinco mil votos, y además hubo interrupciones en la transmisión de datos, surgen dudas y rumores que le restan legitimidad al proceso.

Claro que así como la Registraduría tiene un gran reto en materia de transparencia, los ciudadanos también juegan un papel fundamental, pues no hay mejor manera de evitar fraudes que con una votación masiva. Ojalá la presencia de ocho candidatos motive a los caleños, históricamente abstensionistas, a romper la vergonzosa tendencia que los muestra indiferentes ante el destino de su ciudad.  Si un ciudadano quiere evitar la trampa, la mejor forma de hacerlo es votando y estimulando a sus familiares y amigos a que también lo hagan.

Con una participación electoral nutrida, no solo se blinda el proceso contra el fraude, sino que también se le entrega un mandato claro a quien resulte ganador de la justa democrática.

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