A este paso, el nuevo acuerdo será aprobado sin que importe qué piensan los colombianos.

Preocupa que el nuevo acuerdo entre el Gobierno Nacional y las Farc se refrende sin que haya el proceso de socialización y de análisis que se supone se debe dar a un tema tan importante.

Si, como se ha conocido a través de versiones extraoficiales, la refrendación se realizará mañana en el Congreso de la República, donde su aprobación está garantizada porque el Gobierno controla las mayorías, será, entonces, un acuerdo entre la clase política tradicional y la guerrilla, sin la participación del pueblo colombiano.

Publicar el texto de 310 páginas en Internet no es socializarlo, después de los resultados del plebiscito, en el que el 50,21% de los votos fue por el No, es decir, un mandato por la renegociación, lo que se esperaría, entonces, es que se hiciera un gran esfuerzo para que los 6.431.376 ciudadanos que rechazaron el primer acuerdo, y también los 6.377.482 que dijeron Sí conocieran el nuevo acuerdo y tuvieran claro qué cambió y qué quedó igual.

¿Por qué el presidente Juan Manuel Santos optó por la refrendación popular para después hacer todo lo posible para minimizar el resultado y terminar el proceso excluyendo por completo a la ciudadanía?

El fin del acuerdo con las Farc no es solo desmovilizar a la guerrilla, sino construir una sociedad que pueda vivir en paz, por eso es tan importante que la gran mayoría de los colombianos esté de acuerdo, y el Congreso de la República, aunque en teoría se diga no otra cosa, no representa a esa gran mayoría.

El camino que se está tomando no conduce a la unidad del país, el acuerdo con las Farc terminará siendo una imposición que podría generar efectos contrarios a los esperados.

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