Cali, agosto 15 de 2022. Actualizado: viernes, agosto 12, 2022 22:47
A nadie debe sorprender que las Farc borren con el codo lo que hacen con la mano; después de aceptar la práctica del secuestro, la cual habían disfrazado con todo tipo de eufemismos, y luego de pedir perdón a las víctimas de este flagelo, mediante una carta que suscribió con los antiguos miembros del secretariado de la organización subversiva, “Timochenko” sorprendió al país aceptando el reclutamiento de menores, la violación de mujeres y la práctica de abortos obligados dentro del grupo armado ilegal que comandó.
Sin embargo, la sorpresa no la causó que Rodrigo Londoño, ahora jefe del partido político que surgió de la guerilla, reconociera lo que siempre había negado, sino su cinismo, cosa que ya no debería sorprender a nadie, al pretender desligarse de su responsabilidad en tan atroces delitos, pues sostuvo que se dio cuenta tarde, versión difícil de creer, pues él ingresó a las Farc en 1976 y desde 1986 ya tenía mando dentro del grupo armado ilegal, como miembro del llamado estado mayor central. Si estaba en desacuerdo con el reclutamiento de menores de edad, con los abusos sexuales de los que eran víctimas las guerrilleras y con la práctica de abortos obligados, ¿qué hizo “Timochenko” para evitarlos?
Si las Farc van a aceptar sus crímenes, deben dejar a un lado las verdades a medias, pues éstas en nada contribuyen a la reconciliación nacional, por el contrario, generan más indignación.
Mientras no hablen con la verdad y acepten plenamente sus responsabilidades en los crímenes que cometieron, sin pretender matizarlos ni mucho menos justificarlos, será muy difícil que quienes conocen la historia criminal de las Farc crean en la voluntad de paz que pregonan sus voceros.
Fin de los artículos
Ver mapa del sitio | Desarrollado por: