Cali, septiembre 10 de 2024. Actualizado: martes, septiembre 10, 2024 11:34
Mañana se jugará una nueva versión del clásico vallecaucano, entre América de Cali y el Deportivo Cali, y una vez más el encuentro de los dos equipos de fútbol de la ciudad representa un factor de tensión para las autoridades y los caleños, debido a los antecedentes de violencia, siendo el más reciente el asesinato de un hincha, en manos de seguidores del equipo contrario, ocurrido apenas hace tres semanas.
Ante esto, las autoridades adoptaron varias medidas, entre ellas permitir el ingreso al Estadio Pascual Guerrero únicamente de hinchas del equipo local, en este caso, el América, además del refuerzo del esquema de seguridad tanto adentro como afuera del escenario deportivo.
Sin embargo, estas medidas no son suficientes ante un problema tan complejo, que va más allá del fútbol y que tiene que ver con la conjunción de varios fenómenos como las drogas, el nivel de agresividad de nuestra sociedad y la pérdida de valores.
El problema, entonces, es mucho más complejo y va más allá de prohibir el ingreso de unos y otros y de los controles en las entradas; el hincha asesinado tres semanas atrás no fue atacado ni dentro del estadio ni tampoco cerca.
Por esto, la violencia en el fútbol no puede verse como un asunto aislado, y por esto también los grandes esfuerzos que realizan las autoridades para que la fiesta del fútbol se viva en paz, no arrojan los resultados esperados.
¿Qué se puede hacer? ¿Cómo podemos, como sociedad, reducir hasta extinguir todas las manifestaciones violentas que se dan en tantos espacios y por tantas e inválidas razones? Mientras no logremos que se valore la vida, será muy fácil que se encuentren “motivos” para atentar contra ella.
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