la decisión de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes de abrir investigación preliminar contra el expresidente Juan Manuel Santos por el caso Odebrecht es una buena noticia para Colombia, pues mientras otros países han llegado hasta el fondo en las investigaciones sobre los sobornos pagados por la constructora brasileña, aquí se tiene la certeza de que hubo financiación ilícita de campañas presidenciales, pero no se han establecido responsabilidades.

En algo que resulta absurdo, hasta el momento las autoridades colombianas no han escuchado el testimonio del excongresista Bernardo Elías, conocido como el “Ñoño”, condenado por el caso Odebrecht. Fue necesario que se publicara una entrevista en la que el político preso manifestó su intención de hablar sobre el tema para que se decidiera escucharlo.

Según dijo el “Ñoño” en la entrevista concedida a la periodista Vicky Dávila, él tuvo contacto con un ” directivo de la campaña de Juan Manuel Santos, el cual sabía perfectamente que se estaban dando unos recursos que venían de Odebrecht”.

Cierto o no, el testimonio del excongresista no puede ser descartado, debe ser escuchado y valorado, y a partir de lo que concluyan las investigaciones se deben tomar decisiones.

No se trata de condenar a Juan Manuel Santos porque sí, esto no puede convertirse en un juicio político, el expresidente debe tener todas las garantías para defenderse y las decisiones a su favor o en su contra deben basarse exclusivamente en lo que arrojen las investigaciones.

El caso Odebrecht no debe quedar en la impunidad, el mensaje que se le envía a un país hastiado por la corrupción es pésimo, pues se alimenta la idea de que en Colombia la justicia toca solo a los de ruana y no a los de cuello blanco. Sean quienes sean los responsables, las autoridades deben actuar.

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