Ahora que los contagios y las muertes por covid-19 están a la baja en Colombia, es necesario hacer un llamado a la prudencia y recordar que el virus no se ha ido y la pandemia no ha terminado.

El descenso en los contagios, que durante el tercer pico llegaron a superar los 30 mil diarios y ayer fueron 5.368, y de las muertes, que subieron hasta 720 en un día y en el último reporte fueron 185, no puede malinterpretarse y llevar a los ciudadanos a actuar de manera irresponsable, pues si bien se trata de cifras esperanzadoras, no se pueden desconocer otros datos que indican que en cuestión de semanas los nuevos casos y los fallecimientos tomarán de nuevo una tendencia creciente.

La propagación de la variante Delta puede llevar rápidamente a nuestro país a un nuevo pico, el cuarto, pues se trata de una cepa mucho más contagiosa. Según información científica, se estima que la variante original del covid-19 tiene capacidad de contagiar a 2.2 personas, pero la Delta puede infectar a 8 o más.

Según las proyecciones del Ministerio de Salud, a ese ritmo, la variante Delta empezará a tener una participación cada vez mayor en los contagios y en octubre podría ser la dominante, lo que implica que la mayoría de quienes se infecten tendrán esta cepa y podrán transmitir el virus con mayor facilidad.

¿Qué se puede hacer ante esta amenaza? Lo primero es insistir en la vacunación, en Colombia se ha avanzado en el proceso de inmunización, pero apenas el 30% de la población requerida para alcanzar la inmunidad de rebaño tiene su esquema completo.

Quienes se niegan a recibir la inmunización corren mayor peligro. Lo otro es mantener las medidas de bioseguridad y tener presente todo el tiempo que el virus no se ha ido.

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