En buena medida la apatía política de los colombianos se debe a que los partidos no tienen un perfil claro.

A  medida que transcurre la sosa campaña presidencial, es más evidente la desfiguración de los partidos políticos; en su afán de conservar el poder u obtenerlo, miembros de casi todas las colectividades que están en la contienda dan señales inequívocas de incoherencia ideológica.

Para la muestra, varios botones: el Partido Conservador tiene candidata propia, Marta Lucía Ramírez, pero buena parte de sus congresistas apoyan la reelección del presidente Juan Manuel Santos, que es del Partido de la U, pero también cuenta con el aval de los partidos Liberal y Cambio Radical, que no presentaron candidatos propios al primer cargo de la Nación.

La Alianza Verde es otro galimatías: el Partido Verde, de centro, se fusionó con el movimiento Progresistas, de izquierda, lo que dio vida a una colectividad dividida en torno al candidato Enrique Peñalosa.

Lo grave de la incoherencia ideológica de los partidos es que hace parte de la falta de cultura política de los colombianos y, por lo tanto, la mayoría de los ciudadanos no es consciente de ese problema, que es de gran magnitud.

La principal consecuencia de la desfiguración de los partidos es la apatía ciudadana: la gente no se identifica con las colectividades sencillamente porque no saben qué representan.

Si cada partido tuviera un perfil definido y sus congresistas y candidatos presidenciales encarnaran esos principios, los ciudadanos  seguramente identificarían en uno o en otro al defensor de sus ideales, de su forma de ver el Estado, y eso sería una gran motivación para votar.

Pero ante la ausencia de una identidad partidista, en Colombia se vota poco y quienes lo hacen votan por una persona sin saber a ciencia cierta qué representa ni qué propone.

Colombia pasó del fanatismo partidista de los años 50 a la desconexión total entre los ciudadanos y las colectividades que se vive hoy. El ideal es formar ciudadanos interesados en el Estado, que participen con su voto y su crítica, pero eso a los partidos políticos no les conviene.

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