Si se falla en la etapa posterior a la firma del acuerdo con la guerrilla, el proceso de paz quedaría en nada.
hora que la firma de un acuerdo definitivo entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc empieza a percibirse como algo posible, las dudas sobre lo que vendrá después del 23 de marzo de 2016, día en el que el proceso de paz llegaría a feliz término, están a la orden del día.

El aspecto que más inquieta es cuánto costará el posconflicto, pues nadie lo sabe a ciencia cierta, ni siquiera el Gobierno, pero extraoficialmente se habla de cifras astronómicas. Unos cálculos hablan de $90 billones y otros de mucho más.

Entre las principales inquietudes del posconflicto está la que tiene que ver con el resarcimiento de los colombianos afectados por el conflicto interno; ¿quién responderá económicamente por la reparación de las víctimas de las Farc, la guerrilla o el Gobierno?

Pero ese es solo un componente del posconflicto; otros tienen que ver con la implementación de las reformas acordadas, como la agraria, por ejemplo, y con la reinserción de los combatientes a la vida civil.

¿Cuánto costará todo eso? ¿De dónde saldrán los recursos? En ese punto hay que tener cuidado de no embarcar al país en un endeudamiento insostenible, ni tampoco reventar a los colombianos aumentando los impuestos. Si en verdad el acuerdo con las Farc se firmará dentro de seis meses, ya va siendo hora de que el presidente Juan Manuel Santos le responda al país estos interrogantes, porque sería de una gran irresponsabilidad que algo tan trascendental se manejara desde la improvisación, ajustando las cargas en el camino.

Si se falla en el posconflicto, de nada habrá servido la negociación con la guerrilla. El punto más complejo del proceso de paz empezará, entonces, a partir de la firma del acuerdo definitivo entre Santos y “Timochenko”.

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