Transcurridos un año y cuatro meses de su gobierno, el presidente Petro no puede lavarse las manos frente a los problemas de violencia e inseguridad del país

Las masacres aquí y ahora

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Editorial

martes 5 de diciembre, 2023

Las recientes masacres en el Valle del Cauca y Antioquia, que cobraron nueve vidas, evidencian una preocupante tendencia creciente de la violencia en Colombia.

Esto se suma a la alarmante cifra de 87 masacres registradas hasta noviembre de este año, según Indepaz, que contrastan con las ocurridas en el mismo periodo del año pasado.

Resulta inquietante el silencio prolongado del presidente Gustavo Petro ante esta situación. Un líder que en el pasado, cuando no era gobierno, denunció con vehemencia estos actos salvajes y cuyo reciente pronunciamiento resulta insuficiente para abordar la gravedad de la coyuntura.

Las acusaciones de Petro hacia la administración anterior, si bien pueden tener fundamentos, no eximen su responsabilidad actual.

Culpar a mandatos pasados a más de un año del inicio de su propio gobierno parece desviar la mirada de las decisiones y acciones que le competen en el presente.

Es crucial reconocer que las decisiones recientes de este gobierno, como cesar al fuego con grupos armados ilegales, han generado un terreno fértil para el accionar violento.

Resulta paradójico señalar culpables externos cuando las decisiones internas también han incidido en la situación actual.

Es imperativo, más allá de cualquier ideología política, condenar todas las masacres. No hay justificación válida para estos actos atroces.

La violencia no puede ser justificada o minimizada por afiliaciones políticas o inclinaciones ideológicas. Es esencial perseguir y castigar a los responsables, sin excepción.

La complejidad de la situación exige una respuesta integral; se requiere un compromiso real y efectivo por parte del gobierno para abordar esta escalada de violencia, y esto implica acciones concretas, desde fortalecer la inteligencia y estrategias de seguridad hasta garantizar la presencia del Estado en zonas vulnerables.

Es momento de asumir la responsabilidad, actuar con determinación y trabajar en conjunto para detener esta tragedia que lacera al país.