El próximo domingo, 21 de abril, Colombia será testigo de una serie de marchas convocadas en al menos 30 ciudades, movilizaciones que, en un contexto político marcado por tensiones y descontento, representan un llamado de atención al presidente Gustavo Petro.

En la actual coyuntura colombiana, estas marchas son necesarias, pues el presidente Petro parece ignorar o minimizar los cuestionamientos que se le hacen desde diversos sectores de la sociedad.

El mandatario dice que el ”pueblo” lo apoya y, con base en ese supuesto respaldo, insiste en una asamblea constituyente, pero las marchas en su favor, el pasado 8 de abril, mostraron, por el contrario, un apoyo mínimo a su gobierno.

Es esencial recordarle al presidente que el país no se compone únicamente de aquellos que respaldan su gestión. La democracia exige escuchar a todas las voces, incluso aquellas que discrepan o critican, que también son pueblo. Por eso, la marcha del 21 de abril debe servir como un recordatorio contundente de que Colombia es un país diverso y plural, donde todas las opiniones merecen ser consideradas.

Igualmente, el presidente Petro debe comprender que gobernar implica representar a todos los colombianos, independientemente de su filiación política o su apoyo electoral. Su responsabilidad es buscar puntos de encuentro y generar consensos, no imponer su visión de manera unilateral.

En este sentido, es alentador ver cómo figuras del centro político, como el exministro Alejandro Gaviria, se sumarán a estas marchas, pues esto demuestra que no se trata de un asunto de izquierda o derecha, sino de salvaguardar los intereses del país y fortalecer la democracia.

El enfoque exclusivo del presidente en quienes lo aplauden resulta insostenible a largo plazo, por eso, hay que recordarle su deber de representar a todos los colombianos.

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