Cali, enero 19 de 2025. Actualizado: viernes, enero 17, 2025 22:18
La polémica nacional desatada a raíz de las declaraciones del expresidente Álvaro Uribe en su encuentro con la Comisión de la verdad refleja la manera irracional y polarizada con la que se aborda en Colombia todo lo que tiene que ver con política.
Que el exmandatario haya accedido a dar su versión sobre el conflicto colombiano tiene un gran valor en el proceso de construcción de una mirada histórica integral a lo ocurrido en el país durante 50 años de confrontación, y representa un gran avance en ese sentido, porque reconstruir la verdad exige incluir todas las miradas.
Por lo anterior, se equivocan quienes descalifican a Uribe porque no dijo lo que ellos querían que dijera. No se puede olvidar que la versión del expresidente, como las versiones de cada uno de los ciudadanos que voluntariamente han acudido ante la Comisión de la verdad, son experiencias de vida individuales y que, por lo tanto, representan una visión particular del conflicto. Pretender que el expresidente dijera algo diferente a lo que él vivió y cree es absurdo e insensato.
La verdad histórica nunca se podrá construir mientras haya sectores que se crean dueños de una verdad absoluta y desacrediten las visiones que no concuerden con la suya, y eso, lamentablemente, es la mayor dificultad para este propósito, pues cada vez que alguien acude ante la Comisión a dar su versión se generan este tipo de controversias. El país perdió la capacidad de mirar los sucesos con objetividad, todo se aborda desde los afectos y desafectos, y así es casi imposible construir visiones de consenso.
La gran pregunta que surge es si la Comisión de la verdad está en capacidad de construir una versión integral a partir de todas las visiones, sin privilegiar ningún sesgo ideológico.
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