En medio de la aspiración de convertir a Cali en una ciudad más amigable para peatones, nos enfrentamos a un hecho revelador que pone de manifiesto la urgente necesidad de una planificación integral en las vías y el espacio público.

Hace pocos días, las materas que cerraron un carril vehicular en la Carrera 34, en el sector del Parque del Perro, fueron retiradas después de dos años.

Lo que debería haber sido un paso hacia una ciudad más caminable se convirtió en un retroceso, generando embotellamientos y transformando el espacio destinado a peatones en un caótico parqueadero de motos.

Es innegable que Cali necesita más espacios peatonales.

La idea de fomentar la movilidad a pie es loable y contribuiría significativamente a la calidad de vida de los ciudadanos.

Sin embargo, para que esta visión se materialice con éxito, es imperativo abordar primero otras cuestiones fundamentales.

En el corazón de esta problemática se encuentra la falta de un transporte público eficiente.

Peatonalizar vías sin ofrecer alternativas de movilidad viables solo perpetúa el caos vehicular, ya que los conductores seguirán utilizando sus vehículos particulares en ausencia de una opción pública confiable y eficaz.

El retiro de las materas en la Carrera 34 evidencia cómo una medida aparentemente positiva puede transformarse en un problema cuando no se aborda de manera integral.

Por tanto, el llamado es claro: Cali debe priorizar la mejora del transporte público como un paso previo y fundamental antes de cerrar más vías vehiculares.

Un sistema de transporte eficiente no solo desestimula el uso excesivo de vehículos particulares, sino que también brinda una opción viable y atractiva para aquellos que buscan alternativas al automóvil.

Invertir en un transporte público de calidad no solo aliviará la congestión vehicular, sino que también facilitará la transición hacia una ciudad más peatonal.

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