Cali, abril 23 de 2025. Actualizado: miércoles, abril 23, 2025 10:01
Dos noticias que se producen en paralelo en países que están a miles de kilómetros invitan a hacer una reflexión sobre nuestra justicia.
En Francia, el expresidente Nicolás Sarkozy acaba de ser condenado a tres años de prisión; el exmandatario, que gobernó entre 2007 a 2012, fue declarado culpable de tratar de obtener de manera ilegal, en el año 2014, información de un magistrado rango que realizaba una investigación sobre las finanzas de su campaña.
En Colombia, mientras tanto, el exsenador Bernando Elías, el “Ñoño”, amplió detalles de su versión sobre el ingreso de dineros de la firma brasileña Odebrecht para financiar la segunda campaña presidencial de Juan Manuel Santos, en la cual el expresidente derrotó en segunda vuelta al candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga.
Para el grueso de los colombianos el dinero de Odebrecht no sólo ingresó por debajo de la mesa a la campaña presidencial de 2014, sino que fue decisivo en la definición del ganador. Sin embargo, esa es una opinión creada a partir de la información que va y viene sobre el caso, pues, legalmente, la justicia sigue sin definir nada y, como van las cosas, más allá del “Ñoño” Elías, que aceptó su responsabilidad, y de otros dos personajes que hicieron los mandados de recibir y repartir la plata, no pasará nada y los grandes beneficiados con estos recursos saldrán incólumes.
No se trata de condenar a un expresidente porque sí, se trata de que la justicia actúe y defina en derecho si es o no culpable. En Colombia rara vez se resuelven este tipo de casos, las acusaciones van y vienen y el país nunca conoce la verdad. Mientras tanto, los mismos siguen en el poder y la desconfianza ciudadana aumenta.
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