La producción de cocaína en Colombia no para de crecer y pronto podría superar al petróleo como el principal producto de exportación del país, según las estimaciones de Bloomberg Economics.

La firma reveló que los ingresos por exportaciones de cocaína fueron de 18.200 millones de dólares en 2022, mientras que las exportaciones de petróleo fueron de 19.100 millones de dólares.

¿Cuál será el balance de 2023, cuando las política antiextractivistas del gobierno nacional han desestimulado la explotación de hidrocarburos?

Este incremento en la producción se produce en un contexto en el que el gobierno nacional está adoptando posiciones que de una u otra manera favorecen tanto los cultivos ilícitos como la producción de drogas.

Que la cocaína supere al petróleo en exportaciones y se convierta en el principal producto enviado por Colombia al exterior confirma tanto la alta dependencia que tiene nuestra economía de la ilegalidad como el buen momento que viven las organizaciones dedicadas al cultivo, procesamiento y comercialización de drogas ilícitas, por decisiones gubernamentales que les son favorables, especialmente la inactividad del gobierno del presidente Gustavo Petro en la erradicación de plantaciones de coca y también los mal llamados ceses bilaterales con los grupos criminales que son dueños o guardianes de la cadena de producción de cocaína.

Las consecuencias para el país pueden ser muy graves en materia de violencia y corrupción; lo primero, porque la disputa por las rutas de exportación y el mercado interno se libran a sangre y fuego y, lo segundo, porque es imposible que un negocio ilícito crezca sin que haya compra de conciencias de funcionarios y autoridades que podrían impedirlo, lo que implica mayor impunidad.

¿Qué puede pasar en un país donde crece la “industria” ilegal y el gobierno nacional desestimula un ingreso legal tan importante como el petróleo y promueve reformas que amenazan la generación de empleo formal?

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