El 2013, que fue un buen año para Cali en varios aspectos, fue pésimo en materia de violencia, pues la ciudad tuvo 2.133 homicidios, 88 más que en el 2012.

Sin embargo, aunque el balance general en materia de muertes violentas es muy preocupante, el resultado de diciembre abrió una puerta de esperanza; en el último mes se logró una importante reducción en comparación con el mismo periodo de 2012, al pasar de 236 a 136, cien casos menos.

Por encima de quienes usan el balance general para descalificar el trabajo de la administración municipal en materia de seguridad o de quienes tratan de tapar el mal resultado del año con el éxito del último mes, el caso de diciembre debe servir para que la ciudad encuentre el factor clave y logre convertir la reducción del homicidio en una tendencia.

¿Qué hizo que se presentara esa disminución coyuntural en las muertes violentas y qué se debe hacer para que sea estructural?
En su larga lucha contra el homicidio Cali ha tenido éxitos momentáneos, atribuidos a medidas adoptadas por gobiernos de turno, pero no se les ha dado continuidad, pues cada administración ha afrontado el problema con las mismas carencias de recursos, pero desde diferentes enfoques.

Por eso es importante determinar con precisión, no suponer, qué funcionó en diciembre; ¿el plan desarme? ¿La presencia del Ejército en algunos sectores? ¿La llegada de más pie de fuerza de la Policía? ¿El aumento de retenes en las vías?

¿El toque de queda para menores?
Este es un análisis que debe hacerse con cabeza fría, sin la intención política de criticar para dañar ni con la vanidad de tapar los errores, sólo así se podrá determinar en qué se debe enfocar la lucha contra el homicidio y así lograr que lo ocurrido en diciembre sea una constante.

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