Expresar la posición política en las redes sociales se volvió algo peligroso en Colombia.

Los “linchamientos” a los que son sometidos los famosos que se atreven a fijar su posición política en las redes sociales son una muestra del peligroso fanatismo en el que se ha caído la campaña presidencial.

El caso que mejor ilustra esta situación es el del ciclista Egan Bernal, que ha llenado al país de gloria con sus triunfos y que, a raíz del accidente que sufrió, se ha convertido en un ejemplo de tenacidad, esfuerzo y superación para todos los colombianos.

Pese a ello, el deportista fue sometido a toda serie de insultos, calumnias e injurias por el simple hecho de manifestar, de manera muy respetuosa, su desacuerdo con una política asistencialista, que definió como “regalar plata”. Aunque el campeón del Giro de Italia no nombró a ningún candidato en su comentario, tuiteros petristas arremetieron contra él con todo tipo de calificativos negativos.

Lo más grave es que el caso de Egan Bernal no es el único, ni son sólo tuiteros petristas los que no toleran opiniones que contradigan o cuestionen lo que su candidato promete; las redes sociales se han convertido en el campo de batalla de fanáticos de todas las tendencias políticas. Más preocupante aún se está creando un ambiente en el que en cualquier momento se puede pasar de los insultos en redes sociales a las agresiones físicas.

Aquí los candidatos tienen la responsabilidad de llamar a la moderación a sus seguidores y, en ese sentido, deben apartarse públicamente de quienes practican el matoneo virtual para acosar a los que piensan distinto; de lo contrario, contribuirán a que sigan los “linchamientos” virtuales y dejarán serias dudas sobre cómo tratarán a quienes los critiquen si llegan al gobierno.

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