La alarmante situación de violencia entre menores de edad, a raíz de los enfrentamientos violentos conocidos como güireo y chacaleo, en el oriente de Cali, exige prontas acciones de las autoridades y la comunidad.

El testimonio de los habitantes del barrio Unión de Vivienda Popular, en Comuna 16, es dramático y preocupante: allí niños, niñas y adolescentes participaban en violentos encuentros con armas cortopunzantes.

Además de lo que implica para la integridad física y mental de los menores de edad atrapados en esta espiral de violencia, la comunidad, en general, se ve afectada por estos enfrentamientos.

El presidente de la Junta de Acción Comunal del Barrio Unión de Vivienda Popular, Olmedo Meza, dio a conocer la participación de niños de 12 años de edad en estos enfrentamientos.

El vandalismo evidente en ventanas, puertas y vehículos como resultado de estos encuentros violentos.

¿Es la propuesta de implementar un toque de queda para menores en el oriente de Cali un paso necesario para enfrentar este fenómeno? Sea esta u otras las medidas, la gravedad de la situación demanda la intervención coordinada de la Policía y el gobierno distrital para prevenir nuevas tragedias.

Es fundamental que se articulen, además de medidas de seguridad, políticas efectivas de bienestar social, pues este fenómeno muestra que hay grandes vacíos para atender adecuadamente a la población infantil y juvenil.

La falta de atención permanente, formación para el trabajo, y escenarios para la recreación y la cultura contribuyen al surgimiento de este tipo de problemáticas.

Permitir que niños y jóvenes practiquen el enfrentamiento con armas blancas, como en el caso del güireo y chacaleo en Cali, constituye un peligroso caldo de cultivo para serios problemas de seguridad en varios niveles, pues esta práctica normaliza la violencia entre los más jóvenes, desensibilizándolos ante situaciones violentas y fomentando una cultura donde el conflicto se resuelve mediante la agresión física.

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