Cali, junio 3 de 2023. Actualizado: viernes, junio 2, 2023 21:38
En medio de las múltiples manifestaciones de violencia ligadas al fútbol, habría sido una irresponsabilidad que la Fifa pasara por alto la agresión cometida por el goleador uruguayo Luis Suárez, quien el pasado martes mordió al defensor italiano Giorgio Chiellini en el partido en el que el equipo suramericano clasificó a los octavos de final del Mundial.
La sanción es ejemplar y merecida, pues pasar por alto este tipo de conductas sería validarlas y sentar un peligroso precedente que se convertiría en estímulo de más violencia ligada al fútbol.
Basta ver lo ocurrido en Colombia durante este Mundial, en el que los triunfos de la Selección nacional han degenerado en manifestaciones de la más peligrosa irracionalidad, para comprender la importancia de castigar cualquier agresividad en la que incurran en la cancha los protagonistas de este deporte que tantas pasiones mueve.
Por ello es un grave error que se trate de justificar estas conductas, como lo han hecho algunos dirigentes deportivos uruguayos que, pensando en la pérdida que representa para su Selección no tener a Suárez en la cancha, le han restado importancia a la grave falta que cometió.
Hay que estar en contra de este tipo de comportamientos, independientemente de quien los protagonice. Si un jugador colombiano, como lo hizo Teófilo Gutiérrez varias veces en Argentina, comete una falta de ese tipo, debe ser sancionado, y la hinchada nacional no puede justificar una agresión por la importancia de quien la comete; en este tipo de casos la sanción social es tan importante como la disciplinaria.
Los equipos de fútbol deben trabajar, además de lo deportivo, también en el ser humano, pues en muchos casos los jugadores son talentos que surgen de medios muy difíciles, que de repente se enfrentan a fama y dinero que no saben manejar y se convierten en ídolos que validan patrones de conducta negativos.
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