Cali, diciembre 7 de 2024. Actualizado: sábado, diciembre 7, 2024 00:11
En 13 días se elegirá a los representantes a la Cámara y senadores de la República para el periodo 2022 – 2026, elecciones que muchos han calificado, con toda razón, como las elecciones legislativas más importantes de la historia reciente de Colombia, pues le correspondería al nuevo Congreso, que asumirá el próximo 20 de julio, salvaguardar la democracia en el eventual caso de que el nuevo presiente, que se elegirá en las dos vueltas de mayo y junio, tenga intenciones de romper el equilibrio de poderes y, lo que sería más grave, de implantar un régimen indefinido.
En ese sentido, los votos para Senado y Cámara no se le pueden dar a cualquiera, hay que elegir a los mejores y para eso es fundamental que la participación electoral sea nutrida. En las elecciones de 2018 fueron más los colombianos que se abstuvieron de votar que aquellos que cumplieron con su deber democrático; la abstención nacional fue del 51.18%, y en el caso del Valle del Cauca fue peor, pues llegó al 54.42%.
Allí está lo preocupante, pues estas cifras indican que a más de la mitad de los colombianos no les importa quienes sean sus congresistas. Si bien muchos no votan por indiferencia, otros se abstienen porque están desilusionados del sistema y creen, equivocadamente, que un voto más o un voto menos no cambia nada. ¿Se habrán preguntado estas personas qué pasaría si todo aquel que piensa como ellos sale a votar? Un voto, sin duda, tiene poder.
Por lo anterior, un ciudadano al que le preocupe un giro que ponga en riesgo la democracia, debe votar, lo mismo que aquel que le tema al fraude, porque entre mayor sea la votación, menor es la posibilidad de que se adulteren los resultados.
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