Cuando se revisan las peticiones de quienes promueven el paro nacional, se encuentra una sumatoria de solicitudes que se asemejan a un plan de gobierno, y cuando se revisan los perfiles de quienes alientan las protestas, se encuentra que se trata de personas que no votaron por el presidente Iván Duque. De allí que se diga, con toda razón, que los promotores de las movilizaciones tratan de imponer, a través de la presión social, lo que no lograron en las urnas.

No se puede olvidar que el programa de gobierno de Iván Duque fue elegido por amplia mayoría, por 10.373.080 colombianos; por lo tanto, son sus propuestas de campaña las que debe ejecutar durante los cuatro años de su mandato, no las del candidato a quien derrotó.

Lo anterior no quiere decir que se deban desconocer las diferentes visiones de país, eso es algo que el presidente Duque tiene claro, por eso mantiene una actitud de disposición al diálogo. Pero de allí a que se pretenda que el Jefe de Estado cambie su programa de gobierno, obligado por marchas y bloques, cuyos promotores instrumentalizan a manera de chantaje, hay una distancia enorme.

Que el comité del paro quiera exclusividad en los diálogos con el Gobierno Nacional es ilógico, pues desconoce a los demás actores de la vida nacional y sesga ideológicamente las reformas que se piden. Ahí hay un gran contraste con la actitud del Gobierno Nacional, que promueve una gran conversación con todos los sectores y en todas las regiones.
Quienes quieran promover cambios deben socializarlos mediante el debate público y acudir a las vías institucionales, que son el Congreso y las elecciones, para tratar de implementarlos. Es en las urnas, no en las calles.

Comments

Comparte esta noticia...

Facebook

Twitter

Linkedin